«Al empresario que apuesta por el rural hay que apoyarlo y no ponerle trabas»

Rubén Nóvoa Pérez
rubén nóvoa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

Lisardo González Pérez lamenta la falta de implicación para el impulso de la autovía entre Ourense y Lugo

09 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Si uno quiere hacer un reportaje con Lisardo González Pérez el lugar para hacerlo es innegociable. San Martiño, en el municipio de Vilamarín, es el eje donde confluye su vida familiar y empresarial. Así ha sido desde su infancia. Sus padres adquirieron en los años sesenta el aserradero de San Martiño, conocido por los vecinos como A Fábrica. Es uno de los más antiguos de la provincia y de Galicia, ya que data de principios del siglo XX. La energía se obtenía a inicios de la centuria pasada con una gran caldera de vapor y distribuía la fuera a las distintas máquinas de aserrado. «Los camiones que transportaban la madera también se movían con vapor y desde la estación de ferrocarril viajaba la madera a los distintos clientes de la península por la vía férrea».

Desde que sus padres adquirieron el negocio y lo enfocaron hacia la transformación de la madera e castaño y nogal que se vendía a almacenes y fábricas de muebles de lujo principalmente de España, Portugal e Italia, Lisardo tuvo claro cuál iba a ser su futuro laboral. Compaginó sus estudios con la importación de madera tropical desde África, así como la madera de castaño aserrado. Fueron sus inicios en un sector, donde Maderas San Martín está más que consolidada.

Y todo lo logró desde el corazón de la Galicia interior derrumbando, al igual que ya habían hecho sus padres en la época inicial, todo tipo de barreras «Nuestra ubicación, dado que nuestro negocio se sustenta en el tráfico marítimo, debería estar en el entorno de un puerto. Pues no, hemos apostado por nuestra tierra, donde las carreteras eran penosas, sin ADSL...», explica Lisardo González. Y es que la situación en que se encuentra el rural ourensano es el punto débil de este empresario: «Ahora se ha puesto de moda lo que algunos llaman la España Vaciada y es un tema que me indigna». Y explica la que fue la gran lucha que abanderó y abandera desde hace años: «La construcción de la autovía Lugo-Ourense es el equivalente para nosotros a la AP-9. Significa comunicar Lugo y Ourense por autovía y poder llevar nuestros productos a la potente cornisa cantábrica por donde se debe. Estuve solo en esa lucha hasta el año 2014, cuando se unieron un grupo de alcaldes de la zona encabezadas por el de Vilamarín y, a nivel Madrid, el único diputado que se ha ocupado del tema es Celso Delgado (PP). Gracias a nuestro esfuerzo y también al alcalde de Chantada está a punto de finalizar la construcción del tramo de Chantada, pero sin visos de más obras por ahora».

Lisardo González alza la voz para demandar infraestructuras que permitan vertebrar la Galicia interior y que más allá de la teoría se vea práctica, a nivel político: «Llevo más de treinta años mendigando obras públicas por los despachos oficiales, mientras otros empresarios hacen lo mismo pero buscando negocio para sus empresas. Como dice el presidente Feijoo: ‘iste alá donde me ve fálame das estradas’. En fin, que a los empresarios que tienen voluntad de establecerse o proseguir su actividad en el rural hay que ayudarlos en lugar de ponerles trabas y más trabas como ha sido mi caso».

Y es que la historia de Maderas San Martín es ejemplo de superación. La crisis del ladrillo del 2008 supuso un mazazo para un sector que hasta entonces iba con el viento a favor. «Esa crisis fue especialmente virulenta con este sector, debido a su vinculación a la actividad inmobiliaria. De hecho, ha supuesto la casi total desaparición de los fabricantes de pavimentos industriales de carpintería a nivel nacional», recuerda el empresario.

Presencia en 30 países con trabajos en el museo del Prado o en el Banco de España

Madera San Martín pertenece a un grupo de nueve empresas -dos ubicadas en América- con actividad industrial, comercial e inmobiliaria manteniendo relaciones comerciales con más de treinta países en cuatro continentes. Entre los edificios emblemáticos en los que han trabajado a través de su trayectoria se encuentran el museo del Prado, el Banco de España, el monasterio de Oseira o hoteles como el Hilton de Barcelona. La semilla de este proyecto profesional lo sembró el padre de Lisardo González, en los años sesenta. Se especializaron en la transformación de la madera de castaño y nogal. A principios de los años ochenta, Lisardo compagina sus estudios universitarios con la importación de madera tropical desde África. En el año 89 creó la empresa importancia y promovió la Fábrica de Pavimentos, siempre con interrelación con la empresa original. A finales de siglo se vivió el bum de las tarimas flotantes de madera, donde tienen un mercado más que consolidado en España y Portugal. La crisis del 2008 les puso a prueba. «No hemos dejado de generar beneficios ni en los peores años», concluye.