Un acusado de meter droga en la cárcel para traficar alega que la compró a cambio de zapatillas

Marta Vázquez Fernández
m. vázquez OURENSE / LA VOZ

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Marta Vázquez

El imputado asegura que las sustancias eran para su consumo

07 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Metió droga en la cárcel para intentar vendérsela a otros compañeros reclusos o la compró dentro del recinto para consumirla él mismo. Son las dos hipótesis sobre las que gravita el asunto juzgado este jueves en la Audiencia provincial de Ourense. En el banquillo de los acusados, y como presunto responsable de la primera de las dos alternativas, se sentó José María V. P., para quien la Fiscalía solicita una condena de seis años y medio de prisión como autor de un delito de tráfico de drogas. Frente a esta tesis, la de la defensa, que solicitó la absolución.

«La droga la compré a cambio de unas zapatillas», explicó el acusado en su declaración ante el tribunal, asegurando que se la había adquirido en el patio de la prisión a «un par de gitanos». Insistió en varias ocasiones en que tanto la cocaína, como la heroína y las pastillas de trankimazín que le fueron incautadas eran para su consumo. Eso sí, la fiscal le preguntó porqué en su primera declaración no había contado esta versión, respondiendo el imputado que no lo hizo por miedo a que se supiera que era consumidor de drogas.

A preguntas de su abogado el acusado explicó que había entrado en prisión voluntariamente para cumplir una condena por robo, un delito por el reconoció tener múltiples antecedentes que se remontan al 2018.

La prueba testifical llevó a prestar declaración ante los jueces a tres funcionarios de la prisión provincial de Pereiro de Aguiar, a la que se incorporó el 9 de octubre del 2018 el acusado. Aseguraron que en cacheo que se le hizo en el momento de su ingreso en la cárcel no se halló droga alguno, si bien en la efectuada a las nueve de la mañana del día siguiente sí se intervinieron las sustancias. Explicaron los testigos que estaban dentro de una riñonera sobre un mesado.

Los funcionarios también aseguraron que no se encontraron otros objetos que pudieran estar relacionados con el tráfico, a preguntas de la defensa. Concretaron que lo que se intervino fue un trozo de resina de cannabis, una bolsa de polvo marrón que resultó ser heroína, en una cantidad de 0,79 gramos, así como 24 pastillas de trankimazin, valoradas en 110 euros.

En sus conclusiones finales la fiscal pidió la condena para el sospechoso, asegurando que en su primera declaración había asegurado que «estaba limpio» y que tomaba metadona. «Si dice que no consumía el único fin de la droga era su distribución a terceros», afirmó la representante del ministerio público, valorando la alta posibilidad de que el acusado pudiera facilitar la droga a terceros.

La defensa, por el contrario, no ve prueba alguna de delito de tráfico de drogas. «Ha quedado constatado que era un drogadicto de larga evolución», aseguró el letrado, que aseguró que existe «una duda razonable» respecto a los hechos, apelando a la aplicación del principio in dubio pro reo. También aseguró que el acusado no tiene antecedentes por delitos contra la salud pública: «Su actitud delictiva no es el tráfico».