Veinticinco jueces velan por la integridad de la San Martiño

OURENSE

miguel villar

El cronometraje electrónico varió de manera notable el trabajo de los federativos

16 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En el engranaje de la Popular Pedestre de San Martiño destaca un estamento con gran relevancia a lo largo de los años, como es el de los jueces que hacen oficial el resultado de la prueba, entre otras tareas esenciales para el desarrollo de la misma. En el caso de Ourense, el personal de la delegación provincial de la Federación Galega de Atletismo es toda una garantía, por su formación y experiencia al más alto nivel.

Ángel Fidalgo es el director técnico del ente federativo local y recuerda con orgullo que Ourense es «la provincia de España con más jueces de nivel tres, el máximo, y durante esta edición de Sportur se realizarán nuevos exámenes para los ascensos de nivel, en los que esperamos seguir manteniendo esa condición».

Muchos de estos especialistas, con experiencia incluso en la competición internacional, forman parte del jurado de veinticinco personas que actuarán en la inminente edición de la San Martiño. Afrontarán distintos cometidos, situándose en la salida, la llegada y en los dos puntos de control de los kilómetros cinco y ocho.

El mismo Fidalgo Vázquez recuerda que, aún con la irrupción de las empresas de cronometraje electrónico y los chips, sus funciones aún son muy importantes: «Antes de la carrera ya comprobamos con la empresa de cronometraje que los chips funcionan en la salida, llegada y puntos de control. También realizamos una comprobación previa de los puntos kilométricos y su exacta colocación. Ya en la prueba, el juez árbitro que va en el coche con el cronómetro activa los ajustes necesarios y, tanto en los puntos de control como en meta, otros jueces toman todas las referencias posibles de los dorsales que van entrando, para contrastar con el cronometraje electrónico y darle validez definitiva».

Y es que, aún tratándose de una prueba popular y con un componente lúdico relevante, los triunfos en las distintas categorías gozan de un notable prestigio y están homologadas las marcas en el paso por los cinco kilómetros y la meta de los diez. Incluso se combate a la picaresca de algunos atletas que pretenden falsear tiempos acortando distancias o portando otros chips. De ahí que se realicen comprobaciones visuales o apoyadas en la retransmisión por streaming, además de situar jueces o voluntarios en los cruces que puedan favorecer cualquier eventual irregularidad.

Atrás quedan aquellas llegadas en la Alameda, en las que se organizaban varios embudos para ir tomando nota del orden de los dorsales que entraban, como recuerda el director técnico de la delegación ourensana: «Uno dictaba y otro iba anotando. Aún guardamos aquellos ordenadores con programas que utilizaban el dBASE II (gestión de bases de datos) y José María López del Río también creó uno que se utilizó durante años. Los chips cambiaron mucho el proceso, pero todavía es vital la labor de los jueces para que todo transcurra según la legislación vigente».

Sin duda, la clásica de otoño se merece el máximo esmero.