«Un empresario no tiene reloj»

Rubén Nóvoa Pérez
rubén nóvoa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

Asegura que en su trayectoria le ha tocado capear al menos tres crisis económicas

19 oct 2019 . Actualizado a las 21:57 h.

A Juan Carlos Parada se le asocia en Ourense a una generación de líderes empresariales de la provincia que han dejado el testigo por diferentes razones y que evocan a tiempos mejores del asociacionismo. Su nombre estuvo ligado a los estertores de la Cámara de Comercio de Ourense, que asegura defendió con uñas y dientes hasta que no hubo más remedio que echar el cierre. Su historia en el mundo empresarial, obviamente, empieza mucho antes y lo hace con una decisión de adolescencia. Parada se debatía entre si estudiar una oposición o apostar por el emprendimiento.

Eligió, asegura, en el año 1983 la segunda alternativa y abrió una tienda de muebles en la avenida de Habana. J. Carlos Decoración se ha convertido con el paso de los años en un referente en el sector, pero en el 2000 Parada optó por dar un paso más y montar una fábrica de muebles en el polígono industrial de San Cibrao das Viñas. Cuenta con treinta empleados y, pese a los vaivenes económicos del sector, asegura que se mantiene a flote gracias a estar en una posición privilegiada en el mercado. «A las pequeñas empresas nos han complicado la exportación y hacemos nuestros pinitos, pero nos centramos en el mercado nacional», señala.

Volviendo al origen de su toma de decisión, Juan Carlos Parada recuerda que llegó a estudiar una oposición, pero finalmente le tiró la vida empresarial y, tras un pequeño paso por el mundo asalariado, abrió su negocio. Tenía 27 años. «Eran unos momentos complicados. Ahora decimos que es una situación compleja, pero no fue fácil nunca emprender. En mi vida empresarial llevo vividas ya tres o cuatro crisis, porque a veces unas se juntan con otras. Por ejemplo, ahora se dice que se salió de la crisis pero en nuestro sector creo que aún estamos de lleno en ella porque estamos muy vinculados a la construcción», indica.

Trabajo y constancia

En su dilatada trayectoria al frente de un negocio, Juan Carlos Parada ha sacado conclusiones fundamentales de experiencia vital y que considera que deben de tener en cuenta todos los jóvenes que decidan dar el paso a abrir un negocio, sea el sector que sea: «Esto es trabajo, trabajo, constancia y constancia. Por mucho que ahora haya sectores en el que puedas dar un pelotazo, lo fundamental es el esfuerzo y el conocimiento. Si uno no está preparado para trabajar más de ocho horas al día, yo no le aconsejo que se haga emprendedor. Un empresario no tiene reloj». A la hora de sacar conclusiones sobre los duros momentos económicos vividos, el empresario ourensano tiene claro que al menos ha servido para que las empresas se especializaran y mejoraran, a base de tener que lidiar con la competencia cada vez más dura y con un mercado que no da tregua. «La crisis reguló un poco el mercado en general. Antes, valía todo. Ahora no, porque estamos en un mundo globalizado. Ahora, si no eres bueno en tu sector no tienes nada que hacer. Sobre todo, las empresas pequeñas, que parece que nos están examinando todos los días», indicó.

Y para terminar, aprovecha para una bronca generacional: «Los padres lo hemos hecho mal durante muchos años y estamos pagando las consecuencias, porque si quieres personal cualificado no lo hay, porque no se ha apostado por una formación específica. Con el paro juvenil que hay, es realmente una pena que eso suceda».

«Me sorprendió el silencio que hubo ante el cierre de la Cámara»

La trayectoria vinculada al asociacionismo empresarial de Juan Carlos Parada comenzó en el colectivo de comerciantes de muebles. Desde ahí, entró en la Cámara de Comercio de la mano de Jorge Bermello, a principios de siglo. Vivió la época «dulce» de la institución, pero también su caída y definitivo cierre.

Le queda al empresario ourensano un poso de amargura: «La Cámara hizo una labor importante durante muchos años, pero no se supo vender en ningún momento. Lo hemos intentado, pero era una institución centenaria con sus virtudes y con sus defectos, que son vicios que son difíciles de sobreponerse a ellos». Parada fija el decreto de Zapatero, en el año 2010, como el momento en el que se torció el futuro de la institución y lamenta que no se pusiera toda la carne en el asador para salvarla del cierre. «Me sorprendió el silencio que hubo ante el cierre de la Cámara. Lo intentamos por todos los medios, pero no hubo manera de salvarla, pese a que las únicas deudas que teníamos eran con el personal. Hubo un intento de acercamiento con la CEO, pero no fue posible y a día de hoy aún no sé por qué. Ahora que ha pasado ya mucho tiempo, yo creo que se puede decir que fue por su culpa porque nosotros lo intentamos hasta el final. Fue una pena porque en Ourense había espacio para ambas instituciones, porque dábamos servicios diferentes».

También aprovecha para enviar un mensaje al tejido empresarial ourensano, que considera no siempre mira por el bien colectivo. En todo caso, entiende que su labor por el servicio público ha dejado sus frutos y recuerda, por ejemplo, con gran cariño su etapa en el órgano de dirección del recinto ferial de Expourense.