Lo ha vuelto a hacer. Gonzalo García de Victoria ha obrado un nuevo milagro baloncestístico y se ha sacado de la manga un equipo más que digno para pelear en la LEB Oro y mirar a la cara al resto de rivales. Es pronto, muy pronto y la pelota ya se sabe que es caprichosa, pero todo apunta a que el COB se moverá con solvencia. El secreto no es la masa, como en la pizza, sino un entrenador que durante los últimos siete años ha permitido al equipo de baloncesto de Ourense vivir por encima de sus posibilidades. Incluso logró un ascenso, que la falta de apoyo empresarial y la mala gestión de la directiva y de los políticos no logró convertir en realidad pese a que tuvieron hasta dos intentos en los despachos. El gran triple de Gonzalo -y no me refiero a ese vídeo viral en las redes sociales donde el técnico vasco mete una canasta desde el medio de la pista- ha sido hacer posible baloncesto competitivo en una ciudad que ha demostrado su gran capacidad para enterrar a sus referentes deportivos. De momento, el COB sigue en pie (y que dure) gracias a un entrenador capaz de exprimir los pocos euros que le dan y a una afición que ha sabido aguantar carros y carretas. Por cierto, lanzo una reflexión para quien quiera escucharla. Me parece estupendo que el COB cobre un euro por la entrada de los niños de entre uno y cinco años, pero debería preocuparse de exigirle al dueño de la instalación (Diputación) que la haga un poco más accesible. Ir al Pazo con un carro de niños es una odisea, mas allá de la buena disposición del personal del pabellón para salvar las dificultades.