«Me decían que con 9 años iba a ser difícil que me acogieran, pero lo logré»

Marta Vázquez Fernández
marta vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Miguel Villar

Hugo Pena cuenta su experiencia con la familia que lo ha cuidado desde niño

06 oct 2019 . Actualizado a las 13:05 h.

Aún recuerda el día que vio por primera vez a sus padres de acogida. Había pasado cuatro años en el centro de A Carballeira cuando vio llegar aquel Peugeot 205 rojo en el se subió con Elena y Modesto, rumbo a Beade. «Me dijeron que me iba de vacaciones quince días y yo me puse súper contento, se me abría el mundo», asegura veinte años después de aquel momento en el que cambió su vida. Porque Modesto Raña y Elena Vázquez se convirtieron en sus padres, primero durante aquellos quince días y más tarde ya de forma permanente. «Empecé a llamarlos papá y mamá; yo no quería volver al centro y me esforcé para que las cosas salieran bien; ellos tenían una hija mayor, ya casada y con hijos, y poco a poco nos fuimos tratando como familia, aunque nos costó adaptarnos», reconoce Hugo, que permaneció con sus nuevos padres durante muchos años, hasta que hace poco se casó y se independizó.

Elena y Modesto fueron pioneros en formar parte del programa de familias acogedoras de Cruz Roja en Ourense. Su hija fue quien les animó a dar el paso y nunca se han arrepentido de haberle dado una oportunidad a Hugo, al que consideran un hijo más. «Deunos moito cariño, moito máis do que nos lle demos a el», asegura Elena, aunque también reconoce que «deunos tamén moitos dores de cabeza, porque era un neno que foi adolescente con nos, e aquela época foi difícil, coma con calquera rapaz nesa idade». Ahora están felices porque Hugo ha sido padre y su hija, que tiene tres semanas, es «a nosa neta pequena, porque xa temos outras dúas máis maiores». Anima a todas las familias a que se animen a acoger. «É algo moi recomendable, penso que moita máis xente debería participar», afirma.

«Con nueve años me decían que iba a ser difícil que alguien me acogiera o me quisiera adoptar, pero lo logré y fui muy feliz; en el fondo yo solo quería que me dieran cariño», admite Hugo, que resume lo que Modesto y Elena han sido para él en estos últimos veinte años: «Ellos me han dado una vida, con sus buenas y sus malas experiencias. Me ayudaron a aprender a buscarme la vida y a salir adelante y me dijeron que todo es posible, que solo hay que afrontar las diferentes situaciones que van llegando, con sus baches». Y para que otros niños y jóvenes puedan tener esa oportunidad, recomienda a las familias «que no se pongan límites».

 Encuentro en Laias

Hugo y sus padres de acogida tuvieron un especial protagonismo en el encuentro gallego de familias acogedoras que Cruz Roja celebró este sábado en el balneario de Laias y en el que, precisamente, se puso sobre la mesa el incremento de niños y niñas que participan en el programa de acogida que gestiona la entidad a nivel autonómico. Este año, entre los meses de enero y agosto, han sido 296 los menores que han participado en la iniciativa, un dato que igual al total de todo el 2018. Para acogerlos son 318 las familias que participan en el programa, algunas de las cuales, como Elena y Modesto, llevan ya veinte años participando, siempre apoyados por los 15 técnicos y 46 voluntarios inmersos en este programa para el que siempre se buscan nuevos participantes.

«El número de niños aumenta, y eso por un lado nos satisface, porque tienen la posibilidad de estar con una familia, pero por otro nos entristece, porque hay padres y madres que no pueden hacerse cargo de sus hijos», aseguró Carmen Colmeiro, presidenta de Cruz Roja Galicia. El responsable provincial de la entidad, Felipe Ferreiro, agradeció a las familias lo que consideró «o maior xesto de xenerosidade que se pode ter» y la conselleira de Políticas Sociais, Fabiola García, prometió ampliar las ayudas de cara al 2020.