Calidad y seguridad de las aguas mineromedicinales

La Voz

OURENSE

Santi M. Amil

Tres profesores de la Universidad de Vigo analizan la polémica surgida sobre la salubridad del agua en las pozas termales de Ourense

23 sep 2019 . Actualizado a las 10:57 h.

En las últimas semanas hemos asistido a la polémica producida por la alerta sanitaria relacionada con uno de los emblemas y orgullo de nuestra ciudad. Las aguas termales, que atraen tanto a ourensanos como a turistas, resultaron «tóxicas» tras la realización de unos análisis que fueron malinterpretados, pidiendo responsabilidades y el cierre de las termas hasta garantizar la seguridad de los bañistas. Que si había bacterias peligrosas para la salud, que si no se podían beber, que si las muestras no se recogieron de forma conveniente, que efectivamente las aguas cumplen las exigencias que marca la legislación competente para aguas de baño… creemos que ha sido totalmente desafortunada la interpretación que se hizo desde el desconocimiento de los procedimientos e interpretación de los resultados obtenidos.

Las aguas declaradas mineromedicinales termales no son estériles, contienen una microbiota propia, característica de cada agua al igual que su composición química, que contribuye al mantenimiento de sus propiedades. Además de estos microorganismos autóctonos, en las aguas pueden permanecer y/o desarrollarse otros microorganismos procedentes de otros lugares que llegan a ellas a través del aire, de las partículas que caen, de los bañistas… Cuando nos metemos en una piscina estamos llevando microorganismos en nuestra piel, en la ropa, pelo, dejamos células muertas, pieles, cremas… que pueden servir para que, en más o menos tiempo, aumente tanto el número de microorganismos, que podrían alterar las características de las aguas y su composición microbiana inicial o, si son patógenos, causar enfermedades en las personas susceptibles. Niños, mujeres embarazadas, personas inmunodeprimidas y personas mayores son los grupos de riesgo más sensibles a contraer infecciones. Por eso, los controles periódicos son fundamentales para detectar contaminaciones microbiológicas y posibles microorganismos patógenos. Según el uso que se le dé al agua es preceptivo realizar los análisis cómo, dónde y las veces que marque la legislación oportuna, y siempre pueden realizarse otros análisis suplementarios y con una mayor frecuencia que puedan reforzar y garantizar la calidad y seguridad de las mismas. La toma de muestras tiene que realizarse siempre por personal entrenado y cualificado. La muestra ha de mantenerse como máximo a 4 grados centígrados hasta el momento del análisis, y este realizarse antes de que transcurran 12 horas desde la recogida. Los análisis de detección y recuento de microorganismos no dan resultados fiables antes de 48 o 72 horas.

Las bacterias, algas y hongos son organismos que pueden multiplicarse en horas o días dependiendo de cada uno. Hay que distinguir entre aguas de bebida y aguas de baño. La legislación aplicable y los límites que deben cumplir en cuanto al contenido de microorganismos son diferentes.

En el momento de detectarse la presencia de patógenos o de un número de microorganismos superior al límite marcado en la legislación, la actuación correctora consiste en la limpieza y desinfección de las instalaciones, si es el caso, e insistir en un uso adecuado de las mismas por parte de los usuarios.

Las termas son nuestra riqueza, contribuyamos a que se mantengan con calidad y seguridad cumpliendo los requisitos mostrados en los paneles informativos y nunca consideremos que el dinero destinado a los controles rutinarios sea ni demasiado ni perdido. Más vale prevenir que curar.

María José Pérez Álvarez, Julia Carballo Rodríguez, Luis Alfonso Rodríguez López son profesores del Área de Microbiología de Facultad de Ciencias de Ourense (Universidad de Vigo)