Los osos jóvenes, en movimiento
Por ahora, siguen de cerca los restos y pistas que dejan los ejemplares más jóvenes, aventureros a su manera. «Hasta que cumplen un año y medio están con la madre. Pero cuando cumplen tres o cuatro ya hacen vida independiente. En el caso de las osas hembra, al ser filopátricas, se quedan cerca de donde nacieron, pero los machos se dispersan», explica el biólogo. Esta es una de las causas que explica el desvanecimiento del aislamiento genético entre los dos núcleos de oso en la Cordillera Cantábrica, lo que ha derivado en el aumento de ejemplares.
Bienzobas estima que solo en la zona occidental del Cantábrico, entre los Ancares lucenses, leoneses y el suroeste de Asturias, hay cerca de 300 osos. Se está realizando un seguimiento de las osas reproductoras para evaluar su actividad, menor en Galicia y focalizada principalmente en las montañas del este de Lugo. Pero por ahora, otro de los retos pasa por asumir el progresivo aumento de la presencia del oso. «Los apicultores de O Caurel la aceptan bastante bien», detalla el investigador. Y dice que el animal no impide las actividades de caza en los entornos rurales, sino que se adapta a ello siempre y cuando se extremen las precauciones. Y es que como ocurre con el grueso de la sociedad, parece una cuestión de empatía.