La paz que encontró en San Amaro

sara pérez / R. N. P. OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Agostiño Iglesias

El Gueshe Tenzing Tamding imparte enseñanzas en la provincia tres veces al año

08 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Quién le iba a decir a un niño del Tíbet que acabaría encontrando la paz interior que buscaba en un terreno boscoso en el municipio de San Amaro, en la provincia de Ourense. Desde pequeño, el Lama Gueshe Tenzing Tamding (El Tíbet, 1965) mostró una predisposición por los budismos y por todos los elementos que lo conforman, como los monjes o los monasterios. A la temprana edad de los seis años, ya había decidido su futuro próximo: ser monje. Pese a sus ansias, la situación que se vivía en la ciudad en aquel momento no era la mejor, pues desde el año 1950 el ejército chino controlaba la región en su totalidad. El Lama recuerda que, de aquellas, «mi vida era como un niño normal del Tíbet». En este caso, la adjetivización «normal» quiere decir que con tan solo doce años decidió escapar hacia la India para sobrevivir. Su experiencia familiar se lo recomendaba, ya que su padre había sido detenido por el régimen comunista y se encontraba en la cárcel sufriendo torturas diariamente, lugar donde murió. Y huyó, con doce años. Los chinos no les proporcionaban el pasaporte, y en El Tíbet no daban visados. «No había comida suficiente y todo estaba destruido», reitera Tenzing Tamding.

«Cuando tuve que huir, por una parte sentía alegría pero por la otra miedo. Muchísimo miedo. El viaje era muy peligroso y existía el riesgo de llegar muerto a la India», comenta el Lama sobre su viaje. En el transcurso del desplazamiento, las montañas estaban cubiertas de nieve y el sol reflejaba en los mantos nevados, que a su vez reflejaban en los ojos de los fugitivos. La ceguera era uno de los principales miedos a los que se enfrentaban. Los zapatos de muchos se rompían y las heridas en los pies no tardaban en aparecer. Las infecciones, normalmente, terminaban en una amputación. «Yo tuve la gran suerte de no tener que pasar por nada de esto», asegura aliviado el Lama. Al llegar a la India, el maestro sintió «alegría» por haber cumplido su misión y por convertirse en monje. Tiempo después entró en el monasterio con cinco mil monjes más y finalmente se convirtió en el Gueshe más joven del monasterio Universitario de Ganden.

Su familia formaba parte del grupo acomodado del Tíbet. Así lo fue hasta que el régimen comunista les despojó de todas sus pertenencias y se quedaron «sin nada». Cuando su padre muere, la madre se corta el pelo y decide ser monja. «Ella era muy fuerte con su fe con el buda Dalai Lama», declara Tenzing Tamding sobre su madre. No obstante, hasta que llegó a la India en el año 1982 no pudo convertirse.

Otro capítulo importante en la vida del Lama fue cuando se convirtió en traductor del Dalai Lama. «Yo no hablaba mucho chino, pero lo hacía mejor que los otros, así que me eligió a mí», afirma el Gueshe. A España llegó en el año 1997 con su tío Gueshe Tamding Gyatso Rimpoché para impartir enseñanzas en los centros españoles. En las ciudades de Galicia, estaban algunos de ellos. Así fue como en el 2008 encontró un lugar que le aportó la paz interior que buscaba, en San Amaro, en la provincia de Ourense. Y ahí construyó un monasterio budista.

Las mentes falsas

«El miedo sí existe, pero desde el punto de vista del budismo es una mente falsa y de engaño». En la religión no teísta hay 84.000 mentes erróneas, mentes falsas. Pero también hay 84.000 antídotos para evitar estos pensamientos que producen sufrimiento. «Los seres humanos tenemos muchas mentes erróneas: egoísmo, envidia, miedo, rencor...», asiente el Lama. Por ejemplo, el antídoto ideal del enfado es la paciencia y la compasión.