«Polos meus traballos, considérome unha arquiveira de anécdotas»

Pablo Varela Varela
pablo varela OURENSE / LA VOZ

OURENSE

XOAN A. SOLER

Charo Lopes, fotógrafa barbanzana que ganó el Premio de Poesía Cidade de Ourense, se inspira en sus imágenes para elaborar poemarios

24 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuenta Charo Lopes (Boiro, 1988), que la poesía le permite una creación más espontánea. «Ás veces, vou no autobús, vexo algunha escena e escríboa no móbil», explica. Ella lo vincula, en gran parte, con el ejercicio de la contemplación. Puede que un pequeño ejercicio de rebeldía en la sociedad de lo efímero, y es lo que ha llevado a Charo a ganar el Premio de Poesía Cidade de Ourense en su edición número 35, tras competir con otros 49 participantes de otras partes de Galicia y también de Portugal. Álbum -así se llama su obra- guarda una cierta vinculación con su profesión actual, la fotografía. «É unha descripción de imaxes que leva ó poemario a temas do cotidiano, pero tamén ó eido político», detalla.

En Charo se intuye un alma inquieta. Nació y se crió en el Barbanza, estudió Periodismo en la Universidad de Santiago de Compostela y, un día, tras decir adiós a las aulas, decidió cortar de raíz con un mundo que, a su juicio, no ofrecía demasiadas oportunidades y en el que percibía contradicciones. Ella matiza que en ningún caso se trató de una ruptura extrema con la civilización como la de Chris McCandless en Hacia rutas salvajes. Pero Charo sí sintió en su interior la necesidad de marcharse al rural, y lo hizo yéndose a las cercanías de Arzúa. «Entre a precariedade da profesión que escollín e a emigración, a min apetecíame probar unha forma de vida sustentable baseada no agro. Non me quería meter na roda do capitalismo e considerei que aí había máis calidade no vínculo diario coas persoas. Ademais, a nivel de aluguer e de condicións económicas era máis asumible», razona.

De las imágenes a las letras

Encontró su lugar enfocando el objetivo de la cámara. Y en cierta manera, eso fue lo que la llevó a volcar las imágenes en cuadernos, ya en forma de poemas. Primero se formó como retratista en la escuela Antonio Faílde y después hizo una maestría en literatura, pero dice que el acercarse exactamente al género de la lírica no fue algo premeditado. «Non teño claro se foi unha escolla. Vexo na poesía unha forma narrativa máis constante. E polos meus traballos, eu considérome unha arquiveira de anécdotas. As creacións en si mesmas surxen cando hai posibilidade de deterse a ver as cousas. E cando as persoas imos aceleradas non nos deixamos fascinar co que nos rodea», reflexiona.

En el 2015, cuando ganó el premio Fiz de Vergara Vilariño con la obra De como acontece a fin do mundo, Charo veía en ella un significado claramente político, pero también una crítica a la falta de ética que, bajo su óptica, muestra la sociedad en el mundo actual. Ahora, parte de esa crudeza se mantiene en Álbum, «aínda que ten un enfoque máis emocional».

Sin ánimo de nada

Charo sostiene que «na maioría dos textos que escribo, non estou a pensar na publicación», sino que se trata de obras más intimistas que guarda por si, llegado el momento, surge la posibilidad de optar a algún premio. El poema con el que se ganó al jurado en la ciudad de As Burgas, que le reportó 6.000 euros y la próxima publicación de su libro, parece más un trabajo de indagación en su propia personalidad, en sus emociones. «Creo que a necesidade de escribir é, en gran parte, comigo mesma. Como se fose un intento para lembrar ou de poñer palabras ás imaxes da miña fantasía», ilustra.

Algunas las deja en la revista Caleidoscopia, donde explota su lado más visual y afloran sus retratos de la vida entre la naturaleza y el mundo urbano: mientras una anciana camina entre los árboles de un monte, una joven pierde su mirada sobre la azotea de un edificio en la gran ciudad. Quizá de alguna de ellas nazca su próximo poema. Y quién sabe, puede que también un nuevo premio.