Calma de seis a ocho

Tareixa Taboada OURENSE

OURENSE

MIGUEL VILLAR

Una gran retrospectiva del artista Emilio Celeiro se exibe en el Centro Cultural Marcos Valcárcel

22 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«O novo amencer sorprendeume cacheando a os antropomorfos una despedida que perdin». Manuel Antonio.

El artista multidisciplinar Emilio Celeiro muestra en el Centro Cultural Marcos Valcárcel, una retrospectiva de su obra en todas las disciplinas que el autor domina y una personal técnica que imprime a sus creaciones artísticas con una caligrafía única. En esta exposición están representadas sus facetas como pintor, escultor y grabador y ha sido comisariada por el destacado pintor Paco Ascón, miembro de ARGA (Asociación de Artistas Plásticos Gallegos), cuyo presidente es el nonagenario artista Emilio Celeiro.

Después de medio siglo experimentando los canales del arte, el artista sorprende con una obra de una modernidad inquietante y retrofuturista con óleos plagados de androides, robots y extraños mutantes acerados en los que el efecto de coraza metálica remite a una curiosa armadura que envuelve el antropomorfo cuerpo de seres anélidos de profundas garras amenazantes, calzados con extraños apéndices como espolones que refuerzan su intimidante aspecto biomorfo, mecánico y robótico.

Multiplica los pares de extremidades hipertrofiando sus miembros que aluden a extraños peces abisales como raros engendros que despiertan de un pasado fósil. Dentro de esta categoría cabe destacar Mutante Cod R6 111, Mutante Cod R6 HF 72, los espléndidos dibujos, Mutante I y II de carácter marcado surrealista que remite necesariamente al infierno de El jardín de las delicias de El Bosco y al genial Dalí. Podríamos incluir la obra Las tentaciones del señor Emilio obra en la que el artista parte de su autorretrato utilizando el tema clásico de la tentación de la iconografía cristiana y en su expresión -manos sujetando su cabeza con deseo de apartarse- en un gesto expresivo de introspección que se refuerza por el carácter de la jaula o caja metálica que lo aliena de unos monstruos que deforman su fisonomía animal para convertirse en extrañas presencias extraterrestres y mutantes.

El tratamiento de estos seres, fundamentalmente metálicos y con un grado de concreción basado en el dibujo dominante contrasta con las carnaciones y el detalle humanizado de su persona. Este elemento extraño de formas alienígenas se reproducen en la obra cerámica Estación espacial cuya policromía reproduce una realidad desconocida; rasgos que ya se perfilaban en El mundo que te entrego y El hombre atrapado que mezclan el universo de la máquina con una humanidad alienada y vulnerable en la línea de 1984 o Un mundo feliz trasladando el tema del desarraigo, la soledad y la incomunicación del mundo artificial que hemos construido. El análisis de la máquina como evolución es un concepto tratado ya en el Futurismo por Boccioni o Balla, sin embargo, el artista traslada frente al entusiasmo vanguardista la inquietud de una futura civilización fría y amenazante de manera existencialista.

Extraordinaria habilidad

La extraordinaria habilidad del artista, amplio conocedor de la técnica y la anatomía se revela en la armonía de los cuerpos infantiles de El ángel caído en la que integra con elegancia dibujo y acuarela o El niño en el que resuelve de manera óptima luces y sombras, formas cerradas y elementos insinuados. La integración del elemento reticular en la escena surrealista triunfa acertadamente en el paisaje de Sueños rotos.

La influencia surrealista resulta soberbia en la obra El visitante en el que animaliza la realidad protagonista e introduce el elemento desconcertante de una presencia invisible y en Retrato de familia que remite conceptualmente a las Meninas en la colocación de las mujeres y de los curiosos personajes animales y formas vegetales que se sitúan como protagonistas así como en el irónico Retrato de grupo de 1974 que con una tendente frontalidad e isocefalia arcaizante se puede comparar a La última cena con los 13 personajes esenciales sentados alrededor de una mesa.

Cabe destacar la obra Las lloronas, mujeres que arrastran el sudario del dolor en su corazón de ausencias y remite en el tratamiento de la descomposición de las formas en planos, al cubismo.

En los bodegones hallamos la influencia de Cezànne y en Maternidad un Expresionismo arraigado.

Sus escultopinturas equilibran volumen y vacío, textura y color con una abrupta materia informalista de peces y ruedas, onírica y visionaria en Skinhead. Los magníficos bronces El jurado, Peixe, El guerrero, Skinhead, Búho o Maternidad en los que transita por distintos estilos e intereses aún siendo fiel a su impronta, a su mitología propia.