El fallecimiento de Eduardo Blanco Amor conmocionó a la provincia en 1979

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Hace cuarenta años La Voz recogía las noticias relacionadas con el fallecimiento del autor de «A Esmorga» pero también tragedias como la explosión que afectó a Rosario Dueñas o la muerte a tiros de un comandante ourensano en Tolosa

14 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En 1979 se celebraron felizmente las primeras elecciones municipales de la democracia, pero además la provincia vivió acontecimientos trágicos ese año, como el fallecimiento del escritor Eduardo Blanco Amor, una grave explosión de gas en ocurrida en As Lagoas que hirió a la nadadora Rosario Dueñas o el asesinato de un comandante ourensano en Tolosa.

Blanco Amor

Despedida a un referente. El domingo 2 de abril de 1979 se celebró el entierro de Eduardo Blanco Amor. Su fallecimiento provocó una tremenda consternación en la sociedad ourensana. Las crónicas de aquel entonces precisan que los oficios fueron presididos por el obispo, monseñor Temiño. «Xunguiu o amor á terra de Breogán co amor á terra de todos», fue una de sus frases. El académico Ogando Vázquez dijo, por su parte, que muchos hombres habían «nacido al galeguismo» gracias a los libros de Blanco Amor y Paz Andrade lo definió como un «apóstolo de Galicia en terras alleas».

Explosión

Rosario Dueñas, herida. El 8 de junio de 1979 La Voz de Galicia informó de una explosión de gas en As Lagoas que dejó dos heridos graves. Una de las víctimas fue Rosario Dueñas, campeona gallega de natación, que entonces tenía 19 años, y el otro, su abuelo. La joven nadadora sufrió graves quemaduras y, tras una primera cura, fue trasladada al hospital de A Coruña. La explosión destrozó los tabiques y el mobiliario de la vivienda y los restos de las ventanas quedaron esparcidos «en un radio de treinta metros», relata la crónica de aquel día.

Asesinato

Suceso en el País Vasco. Los ourensanos se vieron sobresaltados en junio del año 1979 por una noticia violenta, la del fallecimiento de un comandante ourensano en Tolosa tras recibir diez balazos. «El suceso causó extrañeza», dice la portada de La Voz de Galicia de aquel día. Era una persona «muy apreciada por sus convecinos», que lo definían como «políticamente neutral», se decía.