Artista por vocación

lucía gómez f. / r. n. OURENSE

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Íñigo Rolán

Moncho Álvarez Souto lleva pintando desde los 4 años y lo sigue haciendo tras haber sufrido un ictus

06 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

A sus 62 años y tras haber sufrido un ictus que le dejó paralizada la mano derecha, Moncho Álvarez Souto continúa pintando, aunque ahora lo hace con la izquierda. Abre las puertas de su casa con un cuadro que cualquiera diría que ya ha terminado y lo enseña con orgullo. Sin embargo, a ojos del pintor todavía le quedan unas pinceladas. Este cuadro destaca porque lo ha hecho con la mano izquierda, aunque no hay ninguna diferencia con los pintados antes del incidente.

Cuando descubrió que su mano derecha había quedado inmovilizada no se asustó, afirma entre risas. Moncho está tranquilo porque puede seguir pintando con su mano izquierda, para él no ha sido un inconveniente. «Es zurdo desde hace tres años», comenta su hijo, Joel, que lo acompaña para ayudarle con las palabras que se le resisten. Moncho añade que ya había pintado en alguna ocasión con la mano izquierda.

A la edad de cuatro años ya dibujaba, siempre se le había dado bien: «En el colegio era el que mejor pintaba». Pero pintar no solo era un mero pasatiempo en su vida, todo lo contrario, se dedicaba a ello. A los 30 años comenzó a impartir clases de pintura e incluso llegó a realizar un par de exposiciones. Destaca la primera de ellas, celebrada en Ourense cuando el pintor tan solo tenía 14 años.

En sus comienzos usaba lápices, pero su hijo afirma que siempre pintó al óleo. Ante esto, Moncho niega varias veces y asegura que se le dan bien todos los estilos. Aunque el óleo es su favorito, no hay ninguno que se le resista.

En su casa tiene su propio estudio en el que guarda todo el material necesario para pintar sus cuadros. Actualmente está realizando un retrato de su nieto con sus padres. Su familia es uno de los elementos más importantes en los que encuentra inspiración y la ha dejado retratada en numerosas ocasiones. Pero lo que más le gusta pintar son los paisajes y recuerda que fue precisamente eso lo que dejó plasmado en lo que fue su primer cuadro. El pintor destaca que su estilo se caracteriza por las figuras abstractas que combina dentro de ellos.

A su alrededor hay lienzos con bocetos, pero también alguno en el que ha hecho avances. «Mientras seca uno, pinto otro», comenta Moncho. Normalmente tarda un mes en acabar un cuadro, aunque todo depende del tamaño del lienzo. Comenta que tan solo hubo una vez que tardó tres meses en acabar uno de ellos. Aun así, la duración también depende del tiempo que le dedica a cada una de sus piezas, ya que, en estos momentos, mantiene un boceto en su estudio desde el mes de diciembre que todavía no ha comenzado a pintar.

Todo sale de su imaginación

Cómo salen todas las ideas de la cabeza del pintor parece un misterio. Tan solo cuenta que su familia sí lo ha inspirado muchas veces, pero cada pieza que crea sale de su imaginación cuando coge el pincel entre sus dedos. Después de tantos años, no hay lienzo que se le resista. Lo coloca en el cabestrillo, coge su carboncillo y empieza a trazar líneas que comienzan como la base de lo que acabará siendo un cuadro lleno de vida. Su mano se mueve dando color a un lienzo que, hasta hacía unos minutos, estaba completamente vacío.

Alegría es la palabra que usa para describir cómo se siente cuando pinta. Le enorgullece mostrar los cuadros que ha pintado a lo largo de todos estos años. Es imposible encontrar la diferencia entre las obras anteriormente pintadas con la mano derecha y las que ahora pinta con la izquierda. Y, con una amplia sonrisa, asegura que jamás se planteó dejar la pintura y no tiene pensado hacerlo.