Cincuenta árboles por cincuenta años

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth nóvoa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

La Voz conmemoró su medio siglo de vida en Ourense con una jornada en plena naturaleza

06 jun 2019 . Actualizado a las 08:12 h.

La delegación ourensana de La Voz de Galicia cumple medio siglo de vida en este 2019 y el periódico está organizando diferentes actos para celebrarlo y para recordar el trabajo desarrollado a lo largo de las últimas cinco décadas en la provincia.

Este miércoles, en colaboración con el Programa Voz Natura, de la Fundación Santiago-Rey Fernández Latorre, los trabajadores de la delegación ourensana compartieron una jornada en plena naturaleza que incluyó una plantación de árboles. No estuvieron solos: los acompañaron profesoras y alumnos del CEIP Antonio Faílde, de Coles, que descubrieron la magia del bosque recorriendo desde Palmés los senderos de Santa Comba de Naves y A Conchada. El encargado de descubrirles los secretos de estos rincones únicos de la capital ourensana, y de abrir sus ojos a la biodiversidad de la zona, fue el agente forestal Xosé Santos, que colabora de forma habitual con el programa Voz Natura.

La intención de La Voz era realizar una plantación de cincuenta árboles, uno por cada año de vida de la delegación. Y el momento de hacerlo no se eligió al azar ya que este 5 junio se conmemoraba el Día Mundial del Medio Ambiente. Como la naturaleza manda más que el hombre, aunque a veces el hombre se empeñe en pensar lo contrario, no fue posible plantar todos los ejemplares, como estaba previsto, por el efecto sobre la tierra de la falta de lluvia de los últimos días. Quedarán bajo custodio de dos vecinos de A Conchada, Pilar y César, que compartieron con la plantilla de La Voz y con los escolares parte de la mañana, incluida la plantación de un teixo. Y se plantarán durante el otoño, cuando la tierra está en las mejores condiciones para acogerlos. La elección del tipo de árbol también se hizo con un sentido concreto. El tejo es el árbol de la vida y la muerte, de la longevidad. Y en un acto en el que se quería celebrar la vida, en este caso de la delegación ourensana de La Voz, y en cierto modo la historia, a la que también hace aportaciones el periodismo, parecía el árbol ideal. Xosé Santos abundó en el simbolismo. «O teixo simboliza a intelixencia da natureza porque é unha árbore capaz de adaptarse ao cambio climático. Cambia de sexo cando as condicións fan que perigre a súa especie. Se son duras, quedarían machos, e se son máis suaves e proclives á reprodución, cambiarían a sexo feminino», relató el agente forestal ante la mirada sorprendida de los niños... y también de los mayores.

Apuntó además como relevante la producción, por parte de los tejos que tienen más de cien años, de una sustancia llamada taxol que se están empleando en tratamiento para luchar contra el cáncer. Con estas explicaciones dejaba claro que la experiencia es un grado, también en la naturaleza.

Otro de los ejemplares de tejo se le entregó como obsequio al colegio de Coles, un centro muy activo en el programa Voz Natura que cuenta con su propio arboreto, que ahora incorporará un nuevo ejemplar.

En el bosque de A Conchada también quedaron plantados un loureiro y un acibro.

Los participantes en la actividad, niños y mayores, descubrieron la importancia de tener algunas nociones sobre orientación cuando se sale al monte y vivieron la experiencia -que se notó incluso con un cambio de temperatura- de pasar de un bosque mediterráneo a uno atlántico en apenas cuatrocientos metros. Y aunque por poco tiempo, porque el silencio es difícil de mantener cuando se está de excursión (y de celebración) los participantes, guiados por un agente forestal que prefiere que se le llame guardabosques, les invitó a darse un «baño de bosque», una técnica japonesa para eliminar el estrés, a los pies del abandonado monasterio de Santa Comba de Naves, un tesoro en medio de la naturaleza.

Los pequeños cerraron la jornada con juegos y regalos y los mayores, un poco antes por eso de las obligaciones, con poemas leídos por los escolares. Inspirados por José Agustín Goytisolo o Gloria Fuertes hicieron del lobo una metáfora. Y pidieron un mundo mejor: «Donde lobos y corderos puedan jugar juntos». Que sea así.