El CHUO estrena un tratamiento para bebés con fisura labiopalatina

Fina Ulloa
fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

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Cirugía Pediátrica colocó el primer molde adaptado a un paciente gallego

25 may 2019 . Actualizado a las 10:06 h.

No es una patología muy frecuente, pero la fisura de labio y paladar puede condicionar de forma importante la vida de un recién nacido. A pesar de esa escasa frecuencia, en el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO) se han dado la casualidad de detectar dos casos, un niño y una niña, que han permitido que el servicio de Cirugía Pediátrica aplicase un tratamiento prequirúrgico, consistente en la creación y colocación de un molde nasoalveolar hecho a medida para estos bebés, por primera vez en Galicia. «Uno de ellos presenta una fisura central, de la linea media, que es una patología todavía más rara dentro de los fisurados. Le falta la unión del labio, no tienen huesos propios de la nariz, ni columela, que es la que separa los dos orificios; y le falta también la premaxila, donde nacen los cuatro dientes delanteros. Eso produce una separación grande del labio y el paladar», explica el cirujano pediátrico del CHUO, Jorge Cortizo.

La patología de fisura labiopalatina compleja provoca que el bebé tenga problemas tanto para comer, como para respirar. «Estos niños tienen también mal desarrollado el músculo orbicular, el que nos permite fruncir los labios para, por ejemplo, lanzar un beso», explica. Todo ello provoca que el pequeño paciente tenga dificultades para coger bien el pezón o incluso para tomar un biberón «ya que no puede apoyar correctamente la tetina en el paladar» apunta el especialista.

«Lo que hemos hecho es un molde que le sustituya el paladar, como cerrándole la cúpula y luego, con unas tiras que se le pegan a los mofletitos, le hace un poquito de presión y acerca los dos bordes del labio. Lo que se consigue es, poquito a poco, cada día, ir acercando y eso nos facilita mucho cuando llega la hora de operarles», resume Cortizo.

Porque este tratamiento no evita la cirugía. «Estos niños suelen operarse entre los cuatro y los seis meses y este tratamiento se coloca ya en el mes o mes y medio de vida del paciente», aclara el cirujano. El proceso, además de acercar las dos partes de la fisura, incorpora un elemento que ayuda a levantar la nariz «porque estos niños la suelen tenerla muy plana, muy achatada, y con este proceso partimos de una posición mejor que facilita la cirugía de rinoplastia que hay que hacerle posteriormente para levantar y proyectar un poquito la nariz».

Un proceso con ayuda externa

En este tratamiento prequirúrgico llevado a cabo en el CHUO están colaborando dos especialistas externos: el protésico Santiago García Ferrón y la ortodoncista Carmen Iglesias. Ellos son los encargados de tomar las medidas y fabricar el molde. En realidad se hacen varios para adaptarse al crecimiento del bebé durante esos meses previos a la operación. «En cuanto se lo colocamos enseñamos a los padres cómo tienen que hacer y para que el niño se valla habituando también a comer, porque hay que tener en cuenta que durante el primer mes o mes y medio de vida se ha tenido que alimentar con jeringa o con biberones especiales», matiza.

El hecho de que Ourense se haya convertido en el primer hospital del Sergas en realizar y colocar un molde de este tipo se debe a la conjunción de dos casualidades: El actual cirujano pediátrico del CHUO conoció la técnica durante una rotación en La Paz «y me interesó desde el principio», y en su período de formación en Santiago «pude participar en el programa que tienen allí del niño fisurado, en el que hacían reuniones mensuales con protésicos y con ortodoncistas y se conocía el molde». Pero se dio la circunstancia de que «desde entonces no nació ningún niño en Santiago con esta patología; los primeros fueron aquí».

«Una persona es poco, porque no puedes estar 24 horas de guardia los 365 días»

Jorge Cortizo se incorporó como cirujano pediátrico al CHUO hace un año, en sustitución del que se había jubilado casi tres meses antes. «Obviamente en ese tiempo de parón creció la lista de espera y ahora la hemos reducido, pero sí que es cierto que una persona sola es poco para hacer todo», señala el especialista, que no está muy de acuerdo con las afirmaciones que se hacen sobre el servicio en el fragor de la batalla política. «Lógicamente una persona no puede estar 24 horas de guardia los 365 días», añade. En relación a los traslados de niños a otros centros, explica que «las derivaciones que se hacen son las cosas que no se pueden asumir aquí, básicamente porque no hay otro compañero para apoyar; porque las cosas muy específicas ya siempre se van a ir centros específicos, donde tienen el material para hacer cosas que aquí no tenemos», dice. En relación a la falta de especialistas disponibles para contratar, Cortizo cree que es una cuestión «más de voluntad de querer hacerlo, porque yo conozco gente que estaría dispuesta a venir». Eso sí, reconoce que hay muy pocos cirujanos pediátricos. «En España deben de salir unos 25, en Galicia básicamente se forma a uno cada año y, si bien no tenemos paro, no es que estemos necesitados de sacar más plazas MIR», opina.