«Parece haber una estrategia sistemática de quemar el Macizo Central ourensano»

OURENSE

PACO RODRÍGUEZ

El director general de Defensa do Monte, Tomás Fernández Couto, explica cómo está planificada para este año la campaña de extinción

19 may 2019 . Actualizado a las 08:00 h.

Tomás Fernández-Couto (Ferrol, 1960), que es director xeral desde 1996 -con el paréntesis del bipartito entre el 2005 y el 2009- es el cargo de la Xunta encargado de la Defensa do Monte, un área en el que la provincia de Ourense está especialmente afectada, por la cantidad de superficie natural que tiene el territorio y por el daño que todos los años hacen los incendios forestales. Hablamos con el director xeral para saber cómo se presenta esta campaña y cómo se afronta desde la Administración autonómica.

-¿Cómo ha planificado la Xunta la campaña de incendios, en cuanto a medios y personal?

-La campaña es similar. Los fijos discontinuos de tres meses se transforman en fijos discontinuos de cinco meses y pasan a ser brigadas propias las que se contrataban a través de Seaga. Hay más duración para ese personal, que conduce las motobombas, atiende emisoras o son vigilantes de centros de control. Este año estarán desde primeros del mes de junio hasta finales de octubre o principios de noviembre.

-¿Esto se hace por las reivindicaciones laborales de los trabajadores temporales o por que se ve que hay una desestacionalización de los incendios?

-Desde finales del 2017 se está reorganizando el operativo con criterios en los que se venía trabajando de hace tiempo. Los incendios nunca han sido exactamente estacionales. Desde que nació en 1990, el servicio de incendios ha ido evolucionando. No es un servicio de emergencias para atender accidentes sino contra una actividad provocada por la mano del hombre.

-Por como ha sido el invierno, ¿se puede prever cómo estará el monte en verano ?

-En Galicia es una constante el incremento grande de biomasa todos los años. En Ourense es importante en zonas colindantes con Portugal y Castilla y León. Los crecimientos de la vegetación hay que tenerlos en cuenta. Tenemos una seguridad y una incertidumbre, porque las previsiones del tiempo tienen poca fiabilidad a medio plazo. No sabemos realmente a qué nos vamos a enfrentar. La seguridad, desgraciadamente, es que, cuando las condiciones atmosféricas se vuelven favorables para la propagación del fuego, se dispara la actividad incendiaria. El problema es que se dispara el número de fuegos que atender, más de cien al día. La lluvia no es el principal apagafuegos pero impide esa actividad incendiaria.

-¿Hay menos parroquias de alta actividad incendiaria?

-Ese es un listado vivo, hay parroquias que entran y salen. Son lugares con una media de siete incendios anuales. Este año hay 71, cuatro de las que salen son de Ourense: Xurenzás, en Boborás, Sobradelo, en Carballeda de Valdeorras, Vence en Monterrei y A Fraga en Lobeira.

-En cuanto a áreas grandes ¿el Macizo Central y el oriente ourensano son las más castigadas?

-Ourense es la provincia de más actividad en Galicia y España. En el Macizo Central es muy alta. En los estudios históricos que hemos hecho, parece que hay una estrategia sistemática de quemarlo. Si no es un año, arde al siguiente. Es una zona de gran dificultad de extinción y acceso. La actividad incendiaria, en un porcentaje altísimo, se produce por personas ligadas al territorio. Hay zonas en las que el único movimiento es pastoreo, caza, algo de turismo y nosotros apagando incendios. Tenemos que ser inflexibles y estrechar el cerco. También en el arco contra Castilla y León y Portugal, No se puede hablar de despistes o accidentes en agosto o septiembre, hay una clara intención de quemar en condiciones extremas.

-¿Se han hecho labores suficientes de prevención?

-La Consellería hace trabajos silvícolas, continuamente se hacen desbroces y cortafuegos. Ahora se inician trabajos de maquinaria pesada. Las parcelas privadas en torno a núcleos y los márgenes de carretera desbrozadas empiezan a ser parte del paisaje. Hay un avance pero hay que seguir.

«Reforzaremos la brigadas de investigación con entre dos y cinco agentes por distrito»

Tomás Fernández-Couto insiste en que la sociedad tiene que asumir que quienes queman el monte son delincuentes como quienes cometen delitos de seguridad vial por conducir ebrios. Una de las novedades del Pladiga es un teléfono 900 para trasladar información o denuncias de forma confidencial.

-¿Las cámaras de vigilancia son efectivas para detectar a incendiarios?

-Son cámaras de paisaje, complementan a los vigilantes de las torretas, cuyo despliegue se mantiene. Las cámaras permiten un mayor seguimiento de algunos incendios, ubicaciones detalladas y detectar ciertos movimientos con infrarrojos. Las dotaremos también de sensores meteorológicos para sacar datos in situ.La persecución corresponde a las fuerzas y cuerpos de seguridad, apoyados en estos recursos y en nuevas tecnologías como los drones. Tenemos previsto reforzar las brigadas de investigación de incendios forestales, de agentes medioambientales especializados y muy formados en esta problemática. Todos los distritos forestales van a contar entre dos y cinco agentes dedicados a esta línea.

-¿Hay que cambiar algo en los permisos de quemas? Llevamos tres muertes en Ourense de personas que las hacían.

-Los permisos, en la modalidad de comunicación de quema, si se hacen correctamente no deberían llevar alto riesgo, son para quemar restos agrícolas amontonados. Si hablamos de restos forestales, se comprueban y dan autorizaciones expresas. Por seguridad, está prohibido que la quema la realice una sola persona. Hay una cierta irresponsabilidad o exceso de confianza en personas mayores porque las han hecho siempre. Y nunca se puede quemar si hay viento, por seguridad propia y por riesgo de incendio.