Familia de corazón albinegro con el balón como protagonista

Maite Rodríguez Vázquez
maite rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Miguel Villar

La pasión futbolística une a Plácido Díaz, fundador del Ourense CF, y a su hijo Camilo, hoy presidente

13 may 2019 . Actualizado a las 08:32 h.

El año que nació Camilo Díaz, actual presidente del Ourense Club de Fútbol, su padre, Plácido Díaz, junto con otros aficionados del barrio de A Ponte, creó la entidad que en la que hoy juegan y se forman 400 deportistas, en 21 equipos entrenados por 40 técnicos. Corría el año 1977 y Plácido, primer presidente del club, estaba acompañado en la directiva por gente como Celso Gutiérrez, Gil Arce, Manolo Doforno, Ramón Vázquez, Jorge Calviño, Antonio Iglesias, José Paredes y Álvaro Canaval, enumera. El equipo, recuerda, empezó jugando «en las ligas locales». «De aquella se jugaba en el campo que marcaba la federación en los equipos que no teníamos campo asignado», precisa Plácido. Así, se tuvieron que ir moviendo por las instalaciones que entonces había en Velle, Salesianos, Remedios, Oira o Quintela.

Hasta los años ochenta, el club tenía un único equipo. Después fue añadiendo base, comenzando con un conjunto de alevines y otro de juveniles, añade. Fue en ese momento, cuando el club comenzó a tener equipos de base, cuando Camilo Díaz, que tenía ocho años, comenzó a jugar. «Estuve dos años en el Galaico y volví al club en edad cadete, para jugar con los juveniles», relata. En esos años solo pensaba en jugar y divertirse «con los amigos del barrio». Lo de ser directivo ni se le había pasado por la cabeza.

«La directiva éramos gente del barrio que teníamos pasión por el fútbol y, a la vez, éramos amigos. Luego, el club fue creciendo y se fue uniendo más gente que se sentía identificada con el proyecto deportivo y social que se realizaba», apunta Plácido sobre la evolución de la familia albinegra. En lo deportivo, comenzaron desde abajo del todo. Desde Tercera Regional. Fueron llegando ascensos. El primer equipo llegó a disputar hasta tres fases de ascenso a 2ª B entre milenios. En dos de ellas participó Camilo, como jugador. Era el portero del equipo de Tercera División.

De su época como jugador, Camilo tiene «muy buenos recuerdos. Tuve la suerte de hacer muchos amigos». Rememora el primer ascenso con el equipo juvenil a liga gallega: «Era una plantilla formada casi toda por gente del barrio que coincidíamos a diario jugando en la plazuela detrás de la plaza de abastos del Puente. Recuerdo ir andando los viernes hasta debajo de las bodegas Arnoia, cuando el campo de Oira estaba en obras para tener el primer césped sintético». Después, Camilo Díaz pasó al primer equipo. «Coincidí con grandes jugadores, que para mí eran ídolos. Algunos venían de ascender con el Club Deportivo Ourense a Segunda División. Era el espejo que teníamos los jóvenes de mi edad», subraya el hoy presidente albinegro. La entidad pontina también fue ascendiendo deportivamente. Aquellas tres fases de ascenso de Tercera a Segunda B se disputaron por el sistema de liguilla, recuerda Camilo, y se midieron a equipos como el Rayo Majadahonda -hoy en Segunda- el Burgos, o el Lealtad de Marcelino, actual técnico del Valencia, expone Díaz hijo.

Cuando Plácido Díaz pasó a la directiva de la Federación Gallega de Fútbol como vicepresidente y a participar en comités de la Real Federación Española de Fútbol dejó la presidencia del Ponte Ourense. Le relevó Iago Fariñas, que estuvo dos años al frente y le siguió Hipólito Naviera, un año. Desde hace cinco, es Camilo Díaz quien asume el cargo. «El fútbol ha cambiado bastante organizativamente, respecto a cuando jugaba. Ahora está más profesionalizado y hoy cualquier equipo de Tercera División tiene como mínimo un preparador físico, dos entrenadores y un entrenador de porteros», menciona Camilo. El actual presidente recibe consejos del fundador. Solo que la situación hoy es distinta. Antes los clubes dependían mucho de las ayudas institucionales que hoy son menores. Hoy lo que el Ourense CF recibe de Concello, Xunta y Diputación no es ni el 15 % del presupuesto, asegura. Por ello, jugadoras que han sido campeonas de liga y de copa de fútbol sala femenino tienen que pasar noches viajando en autobús pues no da para el gasto de hotel.

Respecto a la adaptación de la entidad a los nuevos tiempos, el presidente actual señala: «El objetivo del club es seguir creciendo y para ello se deben ir dando pasos desde abajo. Tenemos que seguir mejorando la base y el club hará un esfuerzo mayor la temporada que viene».

La mayor satisfacción: los amigos que se hacen con el fútbol

A pesar de estos éxitos y estos años de dedicación, Camilo asegura que siempre tuvo claro que el fútbol debía ser solo un hobby, una afición saludable. «Así me lo inculcó mi padre», indica. Plácido, por su parte, también tuvo cierta experiencia como jugador y deportista. Recuerda que estuvo practicando el balompié hasta los 18 años, cuando lo dejó por una lesión de rodilla y también hizo atletismo. Plácido y su hijo no fueron los únicos de la familia que sintieron la llamada futbolística. «Mi hermano Manolo llegó a jugar en el equipo de portero, como Camilo», apunta Plácido. Ahora, ambos afirman disfrutar viendo los partidos, aunque en la grada no se suelen sentar juntos. De las mayores satisfacciones que han conseguido con esta actividad compartida, es la de ver como algunos deportistas formados en el club consiguen hacer realidad su sueño de ser futbolistas. De los casos más recientes, Joel que se fue al Deportivo al terminar la etapa infantil, cuyos pasos seguirán este año Jorge o Saúl, menciona Camilo. Para padre e hijo, los amigos que han hecho y la gente que han conocido gracias a su labor en el fútbol compensan los sinsabores.