El actor ourensano Jorge Varandela repasa su trayectoria, de El Triángulo Azul a Fariña o Alta Mar
11 ene 2020 . Actualizado a las 13:20 h.Jorge Varandela estudió en la Escuela Superior de Arte Dramático de Galicia y nada más terminar se trasladó a Madrid para compaginar su trabajo en representaciones como la Premio Nacional de Literatura El Triángulo Azul con una constante formación en escuelas como la de Mar Navarro o la de Juan Codina. Su carrera no ha parado de crecer desde entonces y en el 2018 participó en una de las series más vistas y aclamadas del año, Fariña.
A pocos meses de cumplir la treintena, mayo se avecina cargado de estrenos para el actor ourensano. Trabaja en una de las últimas producciones de Netflix, Alta Mar, que se emitirá el próximo día 24. Y también en teatro, con la presentación de la obra Hacia donde vuelan las moscas, el día 25 en el Liceo de Salamanca.
-¿Cuándo supo que quería dedicarse a la interpretación?
-Fue a raíz de participar en una obra en 5º de Primaria, me apunté a extraescolares de teatro y me di cuenta de que mientras estaba dentro de la clase dejaba de pensar en todo lo demás y realmente me divertía. Desde ese momento, en el colegio, cada semana, solo deseaba que fuera viernes para ir a teatro.
-¿Cómo consiguió ese niño llegar a una producción de Netflix como es «Fariña»?
-Pues supongo que con muchísima dedicación y sin perder de vista mis sueños. Empecé en el Centro Dramático Nacional con El Triángulo Azul, ahí estuve tres años. Después trabajé para la compañía Micomicón. He estado en el Teatro de La Abadía, en el Nacional de Cataluña, en el Nacional de Budapest o en la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Al final en mi profesión es fundamental trabajar manteniendo un nivel de exigencia máximo en cada función y, por supuesto, comprometerse con el personaje mientras disfrutas y aprendes de él. En mi caso, comencé a trabajar en audiovisual porque una directora de casting me vio interpretar a Cascabeles en El Público y me llamó para ser Jose María en Seis Hermanas. Eso desembocó en poder formar parte de Fariña o de la gallega Serramoura.
-¿Prefiere teatro o cine y televisión?
-Creo que son complementarias, me gustan por igual. Del teatro me encanta que es inmediato, es un todo a una, no podemos repetir las escenas. En el escenario siento que manejo mi parcela de la obra, que tengo algo que ver en lo que ocurra, sin embargo en el audiovisual hay una postproducción que tiene mucho que ver en el resultado del proyecto. También es verdad que las series tienen más repercusión en cuanto a que duran en el tiempo y pueden llegar a mucha más gente; en este trabajo buscamos emocionar y suscitar y a través del audiovisual el alcance es mayor.
-¿Cuál ha sido el proyecto que le ha supuesto un mayor reto?
-El Triángulo Azul. Por los números musicales, me asustaba no poder llegar a las canciones, además de que siempre es una responsabilidad interpretar a personajes reales. Es un drama documental que gira en torno a un grupo de expatriados españoles en el campo de exterminio nazi de Mauthausen, tiene un compromiso social y emocional muy elevado. Poder hablar con familiares de apátridas y conocer sus historias fue sobrecogedor, aprendí muchísimo no solo como actor, sino también como persona.
-¿Con qué personaje se ha sentido más identificado?
-Pues con el que estoy representando ahora mismo. Es para una función que se llama Hacia donde vuelan las moscas que va sobre una familia circense en la que el padre fallece y sus tres hijos se reúnen para tratar los diversos conflictos que eso supone. Yo represento al pequeño de los hermanos, un personaje que habla en numerosas ocasiones sobre la fragilidad de la vida, sobre la importancia de ser consciente del momento presente porque la moneda siempre tiene dos caras y cambian sin que te des cuenta. Yo encajo mucho con esa filosofía de vivir el día a día de forma consciente y de ser real con lo que siento en cada momento.
-¿Qué toca ahora?
-Pues actualmente estoy empezando el rodaje de Neboa, un thriller ambientado y grabado en Galicia, producción de TVE. Y todo lo que vaya surgiendo. Soy un enamorado de mi profesión y me siento afortunado ya solo con haber podido estudiarla.