Los signos de violencia en el cadáver del Viñao evidenciaban una «muerte homicida»

Marta Vázquez Fernández
marta vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

MIGUEL VILLAR

«Intentó zafarse de lo que veía que le esperaba» dijo el agente que inspeccionó la zona desde la que, presuntamente, fue arrojado el cuerpo del joven de 22 años

27 abr 2019 . Actualizado a las 10:27 h.

Para los agentes de la unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil no hubo duda alguna desde el primer momento de que detrás de la muerte de Alexandre Walter Boghiu había un origen homicida. Así lo relató este viernes en la sala de vistas de la Audiencia Provincial el sargento que dirigió la investigación. Avisada de que en la presa de Albarellos había sido avistado un cadáver en la mañana del 20 de diciembre del 2014, la Benemérita trasladó al lugar a su equipo de submarinistas que, en las primeras horas del día siguiente logró rescatarlo de las aguas. «Enseguida detectamos que era una muerte violenta, de etiología homicida», contó ante el tribunal del jurado. Explicó que el cuerpo del joven, de 22 años, tenía una enorme brecha en la parte derecha de la cabeza, le faltaban piezas dentales y le colgaba una oreja. «Se movilizó de inmediato a todo el equipo porque se sospechó de un homicidio», explicó el agente.

No tardaron en atar cabos. Horas antes de que se hallara el cuerpo la madre de Alexandru, Constanza, había denunciado que su hijo no había regresado a casa desde la noche del viernes. Los agentes hablaron con sus conocidos y en pocas horas unieron las piezas del puzle. Los amigos del joven rumano lo habían visto por última vez en un bar de la zona de Flores de O Carballiño, en compañía de Eduardo L. P. y Óscar E. L., los acusados, además de otras dos personas. Otros testigos les informaron de que la esposa de Eduardo, Pilar, había contado en un bar que había habido pelea entre víctima y acusados y esa misma noche del domingo hubo tres detenidos. Uno de ellos. Eduardo, «ya venía con abogado y no quiso declarar ante nosotros», explicó el agente. Los otros dos, Oscar y Brais P. V., quien posteriormente fue descartado como imputado por la muerte del joven, situaron los últimos minutos de la vida de Alexandru en el puente del canal del río Viñao, desde donde, presuntamente, fue arrojado el joven al río aún vivo. «Es un lugar aislado, propicio para un hecho delictivo», explicó el investigador, que dijo que la caída al río desde la valla suponía una altura de siete metros. En dos puntos aparecieron restos de la víctima. «Había muestras de agarre de Alexandru, como si se hubiera sujetado para que no lo tirasen», explicó, precisando también que otra evidencia hallada en el lugar hacía sospechar que la víctima había intentado «zafarse, huir de allí ante lo que veía que le esperaba».

Destacó el agente que la zona es una carretera sin destino especial, a la que hay que ir «específicamente», y en contra de lo que mantienen los dos imputados afirmó que «no es fácil caerse, y menos colarse por la parte de abajo de la valla». «Lo más fácil era echarlo por encima», matizó, explicando también que una persona sana podría haber salido del canal, pero no Alexandru. «Si previamente lo habían golpeado y lo habían lanzado desde esa altura, era complicado que pudiera salvarse», dijo, asegurando que al ser diciembre el río Viñao llevaba mucho caudal de agua. En opinión del agente, que dirigió la investigación, tanto Eduardo como Óscar estaban implicados. «Creemos que ambos lo hicieron en conjunto», reconoció.

«¿Viu pasar a un joven borracho?» preguntaron los acusados a un vecino de la zona

Dos testigos que en las horas posteriores a la muerte de Alexandru vieron a los dos acusados declararon en la cuarta sesión del juicio. Según su relato los dos sospechosos, descritos como «uno moreno con barba y el otro pelado», iban en un coche blanco y se detuvieron en un pueblo cercano al canal del Viñao. Uno de ellos, los testigos no coinciden en si era el que conducía o el que iba de copiloto, se bajó del coche y se dirigió a la panadera y a un residente. «¿Viu pasar un muchacho joven borracho?» le habría comentado esa persona a los presentes. Silvia C. G. que estaba repartiendo el pan, dijo que no habían visto a nadie de esas características, si bien les refirió que por la zona había visto una patrulla de la Guardia Civil. «Entonces ellos arrancaron, tiraron unos metros y luego dieron la vuelta», contó la chica.

Dado que los acusados mantuvieron que tras caer Alexandru al río -sus versiones apuntan al accidente- se echaron al agua para intentar salvarlo, sin éxito, las acusaciones preguntaron a estos testigos si se percataron de que llevaran la ropa mojada. No pudieron precisarlo, puesto que uno estaba dentro del coche y al otro solo le vieron de cintura para arriba. Eso sí, a la chica le sorprendió un detalle. «El moreno iba en manga corta, y esta mañana hacía mucho frío, eso me chocó». También dijo haberlo visto en un estado «nervioso».