La asignatura sirve para trabajar la concentración y la integración de los alumnos
20 mar 2019 . Actualizado a las 13:57 h.Treinta y dos piezas, 64 casillas y una historia y desarrollo, de las técnicas y del propio juego, que se remontan hasta el imperio Persa y su entrada en Europa de la mano de los bizantinos. En Galicia hay un total de sesenta centros escolares, según los datos de la Consellería de Educación, que se animaron a implantar la asignatura de ajedrez en sus aulas. Ourense solamente tiene en dos colegios y un instituto esta materia desde que la Xunta planteó la posibilidad en el curso 2014-2015: el IES Martaguisela (O Barco), y los CPI Antonio Faílde (Coles) y José García García de Mende, en la capital.
«Es ajedrez educativo, no competitivo», deja claro nada más entrar por la puerta el profesor José Luis Diéguez sobre la materia de libre configuración que se imparte en segundo de la ESO. «Son asignaturas de una hora semanal y se pueden ofertar en el primer ciclo de Secundaria. Pero lo más interesante no es la materia en sí, sino todas las competencias que se pueden trabajar a través de ella. La expresión oral, el razonamiento, la integración social, los idiomas, la lógica...», incide el docente y orientador del colegio.
Matías Gallo es uno de los trece alumnos -en su mayoría chicos- que se decantó por esta opción. «Llevo unos seis años practicando este deporte y cuando vi que era una opción no me lo pensé dos veces. Pero no nos centramos solo en el juego, lo combinamos con otras destrezas. Ahora estamos haciendo una obra de teatro en la que los protagonistas son las figuras del ajedrez. Por grupos tenemos que escribir los diálogos y manejar los monicreques», cuenta sobre las tareas que desarrollan en la clase.
Iker Rodríguez reconoce que se decantó por la materia porque pensó que le ayudaría a mejorar su concentración. Y no estaba equivocado. «Sabía jugar antes, aunque ahora he aprendido más. Y también noto que me disperso menos y soy capaz de prestar más atención en clase y para estudiar», explica en un parón de su partida con su compañero Ángel Rosas.
De los trece estudiantes que se matricularon en esta asignatura en el colegio de Mende solo cuatro son chicas. Paula Pardavila escogió ajedrez porque en Primaria se apuntó a este deporte como actividad extraescolar. «Ahora estoy aprendiendo nuevos movimientos y jugadas y además creo que puedo sacar buena nota porque empezamos con un diez. Solo nos resta lo que hacemos mal», señala con una sonrisa tímida mientras observa de reojo los movimientos que su contrincante, Lucía Gutiérrez, hace en su turno de juego. «Yo también iba con ella cuando éramos más pequeñas y para este curso era la opción que más me interesaba. Además a mí en casa me animaron a apuntarme», responde a la pregunta de por qué escogió ajedrez.
Susana Álvarez es otra de las cuatro chicas que se animó a probar y dice estar contenta con su decisión. «Creo que es muy entretenido porque en el fondo es un deporte de estrategia y sí que he notado que me ha ayudado en algunas asignaturas como Matemáticas a razonar y pensar más por mí misma. Aparte de eso también nos sirvió para llevarnos mejor entre nosotros y fomentar el compañerismo», sentencia.
Todos ellos -tanto los que ya jugaban como los que no- consideran que una hora a la semana es muy poco tiempo y que debería extenderse la asignatura al resto de cursos.
«Los trabajos los desarrollan en inglés, francés, gallego y castellano»
Paisaje y sostenibilidad, educación financiera, investigación y tratamiento de la información, oratoria, programación y promoción de estilos de vida saludables son las otras asignaturas que los centros educativos pueden escoger para formar a los adolescentes de primero o segundo de Secundaria según el decreto publicado en el Diario Oficial de Galicia (DOG) de julio de 2015.
«En los trabajos que les mando los divido por grupos y cada uno tiene que desarrollarlo en un idioma distinto: unos en francés, otros en inglés y otros en gallego o castellano. Así lo de ser un centro plurilingüe es más que una etiqueta», apunta el docente.
«Intentamos abrir la asignatura a todo el colegio con actividades como una competición en la que pudieron participar los estudiantes de primero de ESO también. De este modo mejoran las relaciones entre ellos y se enseñan trucos porque los niveles de cada uno son distintos, en función del tiempo que llevan practicando», profundiza el profesor que da por primera vez la asignatura. Y aclara que entre los parámetros que sirven para evaluar no se encuentran solo las partidas ganadas o perdidas. Se presta atención a factores como la actitud, el compromiso, la imaginación, el progreso y la concentración.