Las empresas ourensanas demandan albañiles, torneros o mecánicos

Cándida Andaluz Corujo
cándida andaluz OURENSE / LA VOZ

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La deserción de los jóvenes de la Formación Profesional preocupa a los empresarios

26 ene 2022 . Actualizado a las 19:13 h.

Es una realidad. Los jóvenes ourensanos no se animan a cursar ciclos de Formación Profesional enfocados a los oficios tradicionales. Pocos llegan a los últimos cursos de mecánica, por ejemplo. Esta deserción ha traído consigo un problema para las empresas que cada vez más demandan trabajadores que no encuentran, que tienen que emplear de otras propicias o que deben formar en sus propias fábricas. Soldadores, torneros, fresadores, albañiles o mecánicos son solo algunos de esos oficios.

David Martínez, presidente de los autónomos ourensanos, explica: «En el sector de la construcción no se encuentran trabajadores, ni si quiera sin experiencia». Señala que los jóvenes tienen actualmente otro enfoque laboral. «Las empresas están dispuestas a formar, pero 8 de cada 10 personas interesadas son mayores de 45 años. Ha habido un cambio importante y no lo hemos asumido. No se ofrece lo que se espera», dice. Y señala que además de los oficios tradicionales, se echan de menos comerciales, -«hay mucha reticencia», afirma- y profesionales técnicos informáticos.

Santiago Ferreiro es el presidente de los constructores ourensanos. Él refrenda esta situación y añade desde la Fundación Laboral de la Construcción ya se está realizando un estudio sectorial para poder pasar de las palabras a los hechos. «La población ourensana está envejecida y el sector tiene grandes carencias», explica. A través del fondo laboral de la construcción se forma a los futuros profesionales para que pasen a formar parte de las empresas, pero, indica, es necesario revalorizar la Formación Profesional para animar a los jóvenes, ya que «se denostó mucho». «El personal que tenemos tiene una media de edad muy elevada y no hay nuevas generaciones en el sector de la construcción, pudo ser por la crisis del sector. Había la idea de que era una profesión dura y mal pagada. Pero las cosas han cambiado mucho. Un peón tiene como salario mínimo 1.100 euros». Santiago Ferreiro señala, además, que es muy difícil encontrar a una persona que sepa un oficio y que cuando se prepara es fácil que se vaya a otro lugar.

La orientadora laboral de la asociación de empresarios de Valdeorras (Aeva), Ana Martínez Blanco asegura que la comarca también busca perfiles concretos de trabajadores que son difíciles de encontrar. Explica, eso sí, que las búsqueda de trabajadores para la industria pizarrera es gestionada por las propias empresas. En esta zona del oriente ourensano la mayor demanda se da en el sector de la hostelería, desde camareros a cocineros o ayudantes de cocina.

También se demandan albañiles o, dependiendo de la época, gente que recoja castañas o uvas. Es curioso que en Valdeorras haya una amplia demanda de profesionales sanitarios, sobre todo auxiliares de geriatría para trabajar en las residencias de ancianos. En este ámbito también se precisan especialistas en psicología o fisioterapia. «Cuesta cubrir estos puestos», señala Ana Martínez Blanco. La experta en orientación laboral añade la necesidad de contables, expertos en informática y, últimamente, personas que se ocupen de la organización de todo tipo de eventos.