Lo que no nos ha pasado

Edith Filgueira DE ALGUNA MANERA

OURENSE

06 feb 2019 . Actualizado a las 14:20 h.

Marta Sanz -no, la cantante no, otra- empieza su libro Clavícula con la siguiente confesión: «Voy a contar lo que me ha pasado y lo que no me ha pasado. La posibilidad de que no me haya pasado nada es la que más me estremece».

Con esto en mi cabeza salí del instituto As Lagoas después de una charla para jóvenes de 17 años. Se ve que a ese edificio de ladrillos -en el que también yo estudié- todavía le quedan cosas que enseñarme. Resulta que las Towanda Rebels -no, no las conocía y tuve que buscarlas en Internet- tienen la capacidad de mantener despierto el interés de cien adolescentes durante dos horas. Dos horas en las que les hablan de feminismo y equidad, de sexo y porno. En los mismos términos en los que a todos nos hubiera gustado que nos pusieran sobre aviso. Porque éramos adolescentes, pero no idiotas.

«¿Sabéis que cada vez más las consultas están llenas de hombres a tratamiento porque han aprendido a masturbarse viendo imágenes violentas y humillantes para las mujeres? Después de años en esa dinámica no saben hacerlo de otra forma, pero cuando quieren a alguien les cuesta denigrar a esa persona. Así que muchos hacen terapia pero muchos más se van de putas. Porque a esas sí se las puede tratar mal», les espetó con ácida ironía una de las Towanda Rebels.

Y volviendo a Marta Sanz, solo me queda decir que lo que no nos ha pasado también debería estremecernos. Porque la educación tiene que hacerse sin eufemismos y de forma directa. Llamando a las cosas por su nombre: putas, porno y masturbación.