Roberto Vilar reivindicó en O Barco la comida tradicional y el botelo

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La primera fiesta gastronómica del año reunió a más de mil personas en el pabellón de Calabagueiros

21 ene 2019 . Actualizado a las 08:03 h.

Tirando de improvisación y con muchas ganas de meterse al público (que iba totalmente dispuesto) en el bolsillo. Así llegó Roberto Vilar al pregón de la Festa do Botelo de O Barco. Lo hizo a bordo de la imaginaria boteloneta, la furgoneta en la que el embutido llegará a todo el mundo.

El actor y presentador contó por qué se hizo humorista, ya de pequeño, contando anécdotas familiares. «Miña nai ten sentido de humor de forma natural. Tiña unha frase que dicía os sábados a noite: ‘Roberto, dúchate que así xa estás duchado’». Las risas fueron continuas durante todo o acto. Y hubo alusiones, como no podía ser de otra manera, a la gastronomía gallega: «Gústame a cociña tradicional a que fan as nais e as familias dende sempre, como é o botelo. Non a merda de agora como a quinoa. Un día trouxémola para casa e o can marchou».

Roberto Vilar fue presentado por la poetisa Fátima Delgado, la elegida para conducir la gala celebrada en un abarrotado teatro Lauro Olmo, mismo escenario en que tuvo lugar la entrega de la mención de la honor a los hermanos García López, propietarios del restaurante Fernando III. Ellos fueron los encargados de poner el punto más emotivo a una jornada marcada por las risas.

Ya después de tanta carcajada, iba entrando hambre, así que la celebración se trasladó al pabellón de Calabagueiros, convertido en un inmenso comedor en el que se dieron cita más de 1.300 personas (entre las 1.150 que compraron su entrada, los invitados, Protección Civil o los grupos de los cantos de taberna). Mucha gente que disfrutó un año más -y van 19- de un pantagruélico cocido a base de grelos, patatas, chorizo y el homenajeado, el botelo, de nuevo elaborado por la empresa García Marcos. Para los que se quedaron con ganas de más, en el campo da festa se celebraba una feria de productos de la zona -que quedó deslucida por la lluvia-, y a las siete comenzaron los cantos de taberna por los bares, que seguían sonando al cierre de esta edición.