Cuando la vocación surge por necesidad

Rubén Nóvoa Pérez
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OURENSE

Santi M. Amil

Padre e hijo consolidaron una tienda de pinturas que abrieron sin experiencia previa

14 ene 2019 . Actualizado a las 08:05 h.

Hay veces que en la vida a uno le toca empezar de cero. A quemarropa y sin salvavidas. Fue el caso de José Manuel Mosquera. Después de casi tres décadas trabajando en una empresa conservera de Vigo, de buenas a primeras se vio en el paro. La firma que le pagaba cada mes la nómina fue engullida por la crisis económica y tenía dos opciones: resignarse o reinventarse. Optó por lo segundo. Y lo hizo apoyándose en Rubén Mosquera, su hijo. Recién finalizados los estudios, y en un mercado laboral que por aquel entonces -principios de esta década- no invitaba al optimismo, no dudó un instante en lanzarse al complejo pero a la vez retador mundo del emprendimiento. El sector escogido fue el de la venta de pinturas. Se hicieron con la franquicia en Ourense de la marca nacional Montó.

Ninguno de los dos tenía experiencia previa en el sector, así que el salto al vacío en el 2011 era de los que causa vértigo. Se mudaron desde Vigo hasta Ourense. Sin cartera de clientes, pero con las ideas muy claras y con un nicho de mercado que poco a poco ha ido creciendo. «Nos quedaba la posibilidad de venir a Ourense, porque la zona de la provincia de Pontevedra estaba cubierta y hasta aquí llegamos», señaló el padre.

Ambos no tienen reparos en reconocer que los inicios fueron complicados, toda vez que carecían de experiencia y eran unos desconocidos para el sector de la construcción, y también para el pequeño cliente, en la provincia de Ourense. «Era una ciudad que no conocíamos de nada. La marca era nueva. Ahora mismo es la tercera a nivel nacional, pero cuando empezamos no era muy conocida. Hacernos con la cartera de clientes no fue sencillo, porque teníamos competencia que llevaba más de veinte años en el sector. Sacar a un cliente que lleva toda la vida en un negocio y que te venga a comprar a ti, es complicado», explica Rubén Mosquera.

¿Y es muy duro ser autónomo? José Manuel Mosquera puede hablar con conocimiento de causa, ya que trabajó antes por cuenta ajena y las ha visto de todos los colores: «Yo digo siempre lo mismo, si tú tienes un negocio que te funciona va todo rodado. Cuando el negocio va mal, nada se salva. La vida del autónomo va según funciona el negocio». Y el hijo apostilla: «Es un poco más quemado que en el de cuenta ajena en el sentido de que ahora hay que pagar por todo. Te queman a impuestos y es difícil en ese sentido». La reflexión del hijo trae a la memoria del padre, lo que sucedió a los pocos días de abrir el negocio situado en el número 40 de la avenida de Santiago. «Me llamó mucho la atención que abrimos el negocio, que tiene a mi hijo como cabeza visible, y a los ocho días ya nos cayó una inspección. Aún estábamos arreglando papeleo y ya nos estaban investigando».

Y no podía faltar la pregunta sobre cómo se lleva lo de levantar un negocio codo con codo entre padre e hijo. Tras las sonrisas de protocolo, ambos llegan al consenso de que, como todo, tiene «sus cosas buenas y sus cosas malas». Desde luego, la clientela les avala.

El padre. José Manuel Mosquera González nació en A Cañiza (Pontevedra) en el año 1961. Trabajó en una fabrica conservera en Vigo durante 28 años. En el 2011, acompañó a su hijo en el reto de abrir una franquicia de la cadena de pinturas Montó en Ourense.

El hijo. Rubén Mosquera Fernández (Vigo, 1987) vio en el emprendimiento, con el apoyo paterno, la oportunidad para ganarse la vida en el sector de la pintura.

De productos para bloquear el impacto del gas radón a pinturas perfumadas

Y cuál es la clave para lograr que un negocio se asiente en apenas seis años y sin experiencia previa en el sector. Pues, padre e hijo tienen claro el único camino posible para lograrlo: trabajar, trabajar y trabajar. A ponerse al día en el negocio de la venta de pinturas les ayudó la franquicia que representan en la provincia de Ourense con un curso intensivo antes de iniciar su andadura profesional. Un lustro después el negocio apenas tiene ya secretos para Rubén Mosquera, la cara visible de la franquicia situada en el barrio de O Vinteún. Eso sí, como en cualquier otro sector, es indispensable estar al día y conocer los mejores productos que se pueden ofrecer en cada momento. «Cada vez mejoran un poco más los productos y los acabados. Una de las últimas novedades es que ahora hay pinturas sin olor, perfumadas... También se lleva mucho el tema del microcemento y se están eliminando disolventes como el plomo», señala.

Otra novedad que está muy de actualidad es el uso de un producto para bloquear el gas radón en viviendas.