La escasa oferta de pisos nuevos dispara los precios en la capital

Marta Vázquez Fernández
m. vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

MIGUEL VILLAR

El coste por metro cuadrado puede llegar a superar los tres mil euros en algunas zonas

19 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En la capital ourensana hace años que las grúas de obras han dejado de formar parte del mobiliario urbano. La ausencia de un plan urbanístico que regule las nuevas construcciones ha frenado la ejecución de nuevas promociones y cada vez el excedente de pisos nuevos que están a la venta en la ciudad de As Burgas es menor. De acuerdo con los datos que el año pasado manejaba el Ministerio de Fomento, al cierre del ejercicio eran 2.825 las propiedades a estrenar pendientes de su comercialización en la provincia de Ourense pero el dato de la capital está muy por debajo de esa cifra y en el sector carecen de un número exacto. Eso sí, lo que es evidente es que cada año esa cifra va menguando -se vende poco, pero se construye aún menos- lo que provoca que lo poco que queda poco por vender sea cada vez más caro. Tanto que en algunos casos, y zonas, los propietarios se lanzan a pedir precios desorbitados para una ciudad en la que los sueldos y el empleo están a la cola de Galicia.

Basta con visitar algunos portales inmobiliarios para comprobarlo. En el centro de la capital, en calles como Progreso o Sáenz Díez el precio que los vendedores, en muchos casos los propios promotores de la obra, solicitan por las viviendas puede llegar a superar los 3.500 euros por metro cuadrado. A cambio, eso sí, ofrecen calidades de primera y buenos acabados. «Los precios están desorbitados», reconoce Jesús Iglesias Castro, propietario de una agencia inmobiliaria en la capital, que asegura que en estos casos se trata de viviendas que llevan años a la venta y que tienen complicado encontrar un comprador. «Lo poco que hay en vivienda nueva en la capital es caro y en muchos casos está en manos de constructores o propietarios que en su día invirtieron mucho dinero y ahora no quieren perderlo, aunque el valor real de la propiedad sea inferior al que ellos están pidiendo», explica, reconociendo que en Ourense, «los pisos han perdido valor». Y asegura que en esta tesitura la venta de este tipo de inmuebles puede dilatarse años. «Tenemos propiedades que tienen un precio por el que no se van a vender hasta que se pongan al coste del mercado, porque quien decide lo que vale un piso no es el que vende, sino el que lo compra; el propietario siempre puede pedir lo que quiera, pero al final tendrá que adaptarse», advierte.

Similar opinión es la que tiene José Bailón, agente inmobiliario, que reconoce también que el colchón de pisos nuevos en la capital de la provincia es cada vez menor y más caro, lo que incide en el precio. «Los que quieren vender se aprovechan de que hay pocas referencias porque no se construye, ese es el verdadero problema», opina, destacando también que «en cuanto haya más pisos los precios se van a estabilizar». Una de las pocas obras nuevas que se están haciendo en la ciudad, en la calle Manuel Murguía, en el barrio de O Polvorín, sacará al mercado 66 viviendas. En el edificio los apartamentos de 65 metros cuadrados no bajarán de los 120.000 euros, según las estimaciones de fuentes del sector.

Mientras, en el centro, donde gracias a la existencia del Plan Especial de Reforma Interior (PERI) se han acometido varias promociones, pisos por 600.000 euros de más de cien metros cuadrados y con vistas al parque de San Lázaro esperan para encontrar un comprador desde hace más de un año.

La otra cara de la moneda: inmuebles viejos vendidos por menos de lo que cuesta un coche

Y mientras en el centro de la capital los pisos a estrenar disparan su precio en el mercado, el comprador se centra en la vivienda de segunda mano, la que más tirón está teniendo desde hace años tanto en la capital como en la provincia porque, recuerdan desde las inmobiliarias, «lo que prima es el precio».

Y dado que en este segmento los costes están estabilizados desde hace años, los ahorradores se lanzan a comprar propiedades usadas con precios inferiores a cien mil euros con el objetivo de arreglarlas y ponerlas en el mercado del alquiler. «Ahora los que se animan a comprar no son personas jóvenes, a ellos les cuesta mucho decidirse y en la mayor parte de los casos se decantan por el alquiler», explica Jesús Iglesias, que asegura que el perfil del comprador es ahora el de una persona de más de 40 años.

Además, advierte de que el precio de la vivienda aún no se ha estabilizado y no descarta que a corto o medio plazo «vuelva a sufrir otra corrección». De hecho asegura que hoy en día ya se están vendido pisos en la capital de la provincia por precios inferior a 25.000 menos, menos de lo que pueden costar un automóvil nuevo. Hay casos, incluso, de operaciones que se han firmado por debajo de los 20.000. Se trata, eso sí, de viviendas que llevan ya mucho tiempo a la venta y que se encuentran muy deterioradas, lo que obliga al vendedor a avenirse a una rebaja sustancia del precio que inicialmente reclamaba y al comprador a tener en cuenta que deberá gastar en una reforma. Son las nuevas condiciones del mercado.