No se puede pasar página ante la inseguridad vial

Benito Bouzada FIRMA INVITADA

OURENSE

Santi M. Amil

18 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Empleo el mismo titular que he usado en otras ocasiones, de una forma intencionada. Lo vuelvo a utilizar para incidir en que debemos pararnos a reflexionar. Algo en esta sociedad no está funcionando bien, con los sucesos que día a día vemos publicados en los medios de comunicación. Como se pueden imaginar como activista por la seguridad vial, me estoy refiriendo al alto índice de conductores reincidentes que dan positivo en alcohol y drogas. Recientemente en nuestra provincia saltaba a la luz pública el caso de un conductor residente en Cea que en tres días seguidos fue localizado jugándose la vida -y la de los demás- por una irresponsabilidad, al ir conduciendo con una elevada tasa de alcohol. No podemos pasar página a un problema social trasladado a nuestras carreteras y calles, las nuestras y las de cualquier ciudad. Lo digo abiertamente: esta sociedad está enferma y su reflejo lo vemos diariamente en la inseguridad vial que produce una persona que conduce un vehículo en esas condiciones psicofísicas.

La sociedad, igual que ante el resto de problemas de similares características, tiene que ser tajante e intolerante con este tipo de actitudes. Además, las autoridades sanitarias tienen que iniciar los mecanismos para tratar a estas personas y la Justicia ser contundente con esta problemática vial. Saben ustedes que en Francia el solo hecho de dar positivo en alcohol supone que se requise el vehículo durante 72 horas. Y por supuesto no se trata de leer una noticia al respecto y pasar página. Se trata de darse cuenta de que esta problemática es de la sociedad en su conjunto y, como ello, somos parte de la solución.

La problemática es compleja pero con posibles soluciones, basadas en tres pilares: educación, responsabilidad penal y reacción, esto último en base un poco a lo que está pasando con casos como el reseñado. No es entendible ni se puede admitir que una persona con un supuesto delito contra la seguridad vial pueda tener acceso de nuevo al vehículo y, de manera reiterada, falla el mecanismo legislativo penal para estos casos tan graves. Es necesario un análisis en profundidad y un cambio para estos hechos delictivos que suceden con mucha asiduidad y sin la debida consecuencia penal suficiente.

Recientemente un familiar que trabaja en Noruega me contaba que allí la dureza de las penas para estos temas es enérgica e incluso el hábito del consumo del alcohol en su venta muy restringido. En este citado país se limita la venta de alcohol y de acceso en las tiendas de nueve de la mañana a las seis de la tarde incluso en las máquinas expendedoras. Me comentaba con cierta retranca que la cultura de la fiesta y el alcohol no se percibe de la misma manera que en nuestro país. ¿Qué quiero decir con esto? Que nos falta la cultura de asimilar que todo se gire en el alto consumo de alcohol y su facilidad para ello y de hacerlo tener la conciencia y la responsabilidad de no conducir un vehículo que existen otras alternativas como el transporte público o como último el conductor alternativo. A esto se llama educación, concienciación, sensibilización... tres palabras que en materia de seguridad vial nos cuesta interiorizar y que vemos que ante sucesos como este de Ourense o el más reciente del atropello a un grupo de ciclistas se pasa página de nuevo sin ni siquiera producirse una alarma social.

En el marco de esta iniciativa, diferentes expertos debatirán en los próximos días en Ourense sobre las perspectivas de futuro de un sector que es esencial para el conjunto de la sociedad.

Benito Bouzada, de la asociación Stop Accidentes.