El BNG organizó esta semana un viaje a Bruselas para una jornada técnica sobre la PAC (Política Agraria Común). Además de invitar a alcaldes del Bloque, exmiembros del bipartito y expertos en la materia de la órbita nacionalista, en las charlas celebradas en el Parlamento Europeo participaron altos cargos de la Comisión. Ya solo el hecho de asistir a lo que, en esencia, era un acto partidario es llamativo desde el punto de vista local, pero aún más especial es el modo en que se expresaron. Gracias a la traducción simultánea, los asistentes pudimos escuchar en detalle, muy en detalle, los planes que tiene Europa en relación a la política agraria. Expertos gallegos muy bien informados se mostraron sorprendidos al saber, por ejemplo, que está preparándose una reforma que permitirá la plantación de viñas híbridas y la venta como vino de caldos desalcoholizados, es decir, sometidos a un proceso para reducir su graduación. Si las autoridades gallegas disponían ya de esa información, deberían habérsela facilitado al sector y, si no es así, cabría preguntarse por qué, sobre todo viendo la accesibilidad de los altos cargos de la Comisión Europea para explicarlo sin ocultaciones.
Es de agradecer que la Administración trabaje con esa transparencia y se echa en falta esa forma de trabajar aquí, donde la información sensible es escondida en más de una ocasión. Europa tiene muchos defectos, pero creo que no solo debemos fijarnos en ellos. También tiene virtudes y quizás podríamos aprender de ellas. Los ciudadanos deben estar bien informados para decidir mejor.