El control de las furgonetas, objetivo prioritario para la seguridad del tráfico

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La Guardia Civil incorpora un escáner de mercancías a su acción de vigilancia

03 nov 2018 . Actualizado a las 17:29 h.

A la vigilancia de los excesos de velocidad, consumo de alcohol y drogas, documentación y aspectos mecánicos de los vehículos, como neumáticos o luces, ya se suman en Ourense los controles de mercancía con la utilización de un escáner móvil, instalado en un furgoneta. Todo va escalonado. Los agentes que están en el radar transmiten matrículas. Están a cuatro kilómetros del control. Los 142 kilómetros por hora de la primera furgoneta que rebasa la máxima permitida, le costarán al chófer 400 euros y la pérdida de cuatro puntos, una sanción mucho más gravosa que los 300 euros y dos puntos al conductor del turismo que cometió la misma infracción circulando a 162 kilómetros por hora. El resto llega después. La noche estaba fría. Los controles de alcoholemia y drogas no se limitaron a conductores de furgonetas. Los resultados invitan a ser optimistas. Ni un caso en el control masivo que permitió estrenar el escáner y demostrar su eficacia, como pudo comprobar el chófer que se vio obligado a reanudar la marcha mucho más ligero de carga después de un buen rato de actividad, recuento, precintos y diligencias.

En otro vehículo de la Guardia Civil quedaban cuatro cajas de bufandas, con seiscientas piezas y con los colores del Real Madrid, el Atlético de Madrid, el Rayo Vallecano y el Barcelona. Pantalones de Tommy Hilfiger y Armani, sudaderas Fila y Adidas, chaquetas y camisetas de Ralph Lauren, completaron un conjunto que los agentes dejaron a buen recaudo, a la espera de que se determine si habían ocupado la prueba de un delito contra la propiedad industrial, es decir, si se trata, como es previsible, de prendas con logotipos e imágenes de marca falsas.

La intervención de esa carga fue lo más llamativo, tomado de forma aislada, aunque el objetivo prioritario de este tipo de controles masivos sobre furgonetas es la prevención y la seguridad. El tráfico de estos vehículos es muy intenso por la noche. La experiencia demuestra que las actuaciones que se ejecuten a esas horas resultan más eficaces. La carretera es a esa hora más selectiva.

La parada se resuelve, en la mayor parte de las ocasiones, con unos minutos. Igual para las furgonetas como para los camiones pesados. En estos casos, el guardia accede al tacógrafo, comprueba los datos y el chófer continúa. «Es una relación entre profesionales. No tiene por qué haber malas caras, ni discusiones, que no las hay. Son algo excepcional y totalmente anecdótico», dice el teniente Juan Carlos Nogueiras, que es quien estrena en la provincia este tipo de controles múltiples. «Hay buena sintonía», dice el responsable del operativo, que no se desprende del arma larga ni del luminoso durante las casi cinco horas de control. Es el responsable de la seguridad de todo el equipo, que montan y levantan escenario en cuestión de minutos. Lo tienen todo milimetrado. Y acumulan experiencia.

Un parque de vehículos envejecido, largas jornadas laborales y estrés horario

La estadística de la siniestralidad de las furgonetas dice que predominan estos hechos en las autovías y autopistas frente a las vías urbanas. En estos últimos casos, lo más habitual suele ser la colisión por alcance a otros vehículos que circulan a menor velocidad, o contra vehículos detenidos en el arcén. Son casi todos hombres, de edades comprendidas los 35 y los 45 años, con una amplia experiencia como conductores. Los datos de la DGT que maneja la Guardia Civil de Tráfico, según las conclusiones del teniente Juan Carlos Nogueiras, indican que las furgonetas accidentadas suelen tener más de diez años desde la primera matriculación. La flota tampoco es la mejor posible. El porcentaje de deficiencias supera el de los turismos en un 60 %, principalmente en aspectos clave como son los neumáticos, frenos y dirección.

Entre los motivos que han contribuido a agravar la siniestralidad de estos vehículos, hasta alcanzar cifras preocupantes, citan los especialistas las largas jornadas laborales y, principalmente, el estrés que genera la puntualidad en las entregas. El bum del comercio electrónico ha aumentado la necesidad de entrega inmediata de los pedidos. No menos importante, según la experiencia del especialista de la Guardia Civil, es la abundancia de conductores ocasionales de este tipo de vehículos.

Sin tacógrafo falta control

El control de las furgonetas, contrariamente a lo que ocurre con los camiones, se ve dificultado por el hecho de que no llevan tacógrafo, al ser su masa máxima autorizada inferior a 3.500 kilos. Al no controlarse tiempos de conducción y descanso, pueden los conductores prolongar sus jornadas hasta extremos difíciles de soportar, lo cual, en ocasiones, deriva en cansancio y en accidentes. El acondicionamiento de espacios para poder dormir, en detrimento de la seguridad, merma la seguridad y las condiciones laborales.

Juan Carlos Nogueiras subraya, en este sentido la importancia de no criminalizar a este colectivo profesional, «sino comprender mejor sus circunstancias y tomar las medidas normativas y sociales necesarias para que puedan desarrollar su trabajo con todas las garantías». En Alemania, de hecho, ya se están planteando la exigencia del tacógrafo al menos para las furgonetas que llaman cigüeñas, que son las que incorporan una zona alta que el conductor utiliza para descansar.

Retenido un envío de ropa de marca tasado en 40.000 euros

El color naranja anticipa que en la caja habrá material orgánico. Los elementos metálicos se muestran azules y los verdes indican que hay plástico. Los dos guardias civiles que manejan el escáner móvil del que dispone la unidad fiscal y de fronteras de Verín, instalado en un vehículo sin distintivos, saben lo que buscan en un control de carretera con las furgonetas como objetivo. El movimiento de este tipo de vehículos es constante entre las nueve y media de la noche y las dos de la madrugada. La A-52 no es un aeropuerto. Se buscan otras cosas. Imposible controlar todo lo que se mueve. Se hacen, por ello, muestra de tipo aleatorio. El control sobre los vehículos, dado el creciente aumento de la siniestralidad, se incluye en una acción de este tipo. No ha transcurrido ni media hora, desde que a las nueve y media está todo colocado, señalado el control, con las bandas de reducción de velocidad en el suelo y la luz estroboscópica para alertar a los más despistados, mientras el jefe del operativo se mueve adelante y atrás con su arma larga -un Cetme 5,56- al pecho, cuando llama la atención de los especialistas una furgoneta.

La primera llevaba proteínas para animales. En la segunda había paquetes de todo tamaño, origen y condición, al igual que variado era el destino. Nada que infundiera sospechas. La tercera, sin embargo, llama la atención. Y no porque la puerta exterior venga precintada. Es normal. Procede de Guimaraes y repartirá su carga en distintos destinos. El conductor no sabe lo que lleva. Su colaboración con los guardias es total. Ni un asomo de mal gesto. Todos saben cómo funciona. Roto el precinto y abierto el portón trasero de la furgoneta, en las instalaciones de la empresa que gestiona el transporte se habrá activado una alerta. No solo verán por el GPS que está detenido. Más tarde, el chófer tendrá ocasión de hablar por teléfono y decir que la práctica totalidad de la mercancía se quedará en Verín. El valor de mercado estimado es de 40.000 euros.

Primero pasan algunas cajas sin abrir por el escáner. El agente ve cremalleras, botones... ropa, en definitiva. Llega entonces el momento de abrir y comprobar qué hay dentro. La primera es de sudaderas Fila y, a continuación, aparecen los pantalones de Armani. Una tras otra las cajas muestran su contenida y cambian de ubicación. Los dos agentes de la unidad de Fiscal y Fronteras han visto la eficacia del control. Por delante queda ahora completar el trabajo, determinar el destino, revisar facturas y contactar con las marcas para confirmar, como sospechaban a la vista del conjunto, que se trata de falsificaciones, no necesariamente para mercadillos.