La provincia contabilizó 17 casos de legionelosis en cinco años

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MIGUEL VILLAR

La Dirección de Saúde Pública controla en Ourense 458 instalaciones sensibles a las bacterias legionela

19 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El caso del empleado del pabellón de Os Remedios infectado por legionela en junio es el tercero declarado en la provincia en este 2018, según el registro de la Dirección xeral de Saúde Pública. Este organismo, que es el responsable del programa de prevención y control de la legionelosis -la enfermedad en la que puede derivar una infección por algunas especies de esta bacteria- ha contabilizado en los últimos cinco años 17 casos en Ourense.

La mayoría, 15, se consideran casos aislados y solo dos, detectados en 2015, se califican de brote por estar relacionados por la fuente de contagio y la fecha. En el último lustro, el peor ejercicio en este sentido fue el del 2017, con seis ourensanos afectados; cinco de ellos aislados y uno que, aunque detectado aquí, se había expuesto al foco infeccioso en Europa. Según los registros que maneja el programa de Prevención e Control da Lexionelose, la mayoría de los ourensanos afectados eran varones (el 88,2 %) y sus edades oscilan entre los 30 y los 84 años.

Ourense ocupa, históricamente, los últimos puestos en los registros de casos declarados dentro de Galicia. Una razón, además de la menor población, es su menor tejido industrial y por tanto, presencia de instalaciones sensibles. Los farmacéuticos inspectores de salud pública controlan 458 instalaciones, de instituciones y también privadas, para detectar posibles colonizaciones de esta bacteria.

«No a todo el mundo le afecta igual y el tratamiento antibiótico suele ser efectivo»

Las sociedades científicas remarcan que estar en contacto con la bacteria no implica necesariamente desarrollar la enfermedad. Y aunque la legionelosis puede llegar, en los casos más extremos, a causar la muerte, hay muchos factores que determinan el grado de afectación, desde el tiempo que se está expuesto hasta las condiciones físicas y de salud del propio individuo. «No a todo el mundo le afecta igual y el tratamiento antibiótico suele ser efectivo. Se dan incluso casos muy leves, que pueden llegar a pasar desapercibidos como procesos pseudogripales» matiza Raimundo Gulín González, del centro de salud Valle Inclán. Los médicos de familia suelen ser los primeros en tener contacto con el afectado. Es de ellos de donde parte la sospecha de que pueda tratarse de una infección por legionela y quienes derivan, de ser necesario por el nivel de afectación y las condiciones particulares y otros factores de riesgo, a los pacientes a la atención hospitalaria especializada.

«La legionela es una de las que producen lo que llamamos una neumonía atípica. Eso implica que los síntomas no son siempre los que aparecen en una neumonía clásica, que es producida por otra bacteria, el neumococo. Además de la fiebre, la tos o el malestar general propio de una infección respiratoria, la de legionela suele presentar otros, como los digestivos, con diarreas o dolor abdominal, incluso dolor de cabeza...», señala Gulín González. Este facultativo recuerda que las preguntas al paciente sobre posibles exposiciones a situaciones de riesgo ayudan a afianzar la sospecha «igual que si hay más de un caso con síntomas similares en el entorno de la persona que consulta; aunque lo habitual es que sean casos aislados». El antígeno en orina y los cultivos de esputo son pruebas que ayudan a confirmar el diagnóstico.

Una bacteria presente en el medio natural que prolifera en sistemas hídricos

La legionelosis es una enfermedad causada por bacterias legionela presentes en el agua o en mezclas de tierra para macetas. La familia legionellaceae comprende hasta 40 especies , pero según explica la Organización Mundial de la Salud, la más patógena es la Legionella pneumophila, que se puede encontrar en las aguas dulces de ambientes acuáticos naturales de todo el mundo y es la que más comúnmente causa casos de infección e incluso brotes epidémicos, aunque la OMS se recuerda que no todas las infecciones derivan en la enfermedad. Esta especie, presente en lagos, ríos, arroyos, aguas termales y otros sistemas hídricos, aunque, presenta un riesgo mucho mayor en sistemas acuáticos artificiales, construidos por el hombre y que no tengan un correcto sistema de mantenimiento. Puede proliferar en torres de refrigeración o condensadores de evaporación utilizados para sistemas de acondicionamiento de aire y refrigeración industrial, sistemas de agua fría y caliente e instalaciones de hidromasaje que, por ese mantenimiento defectuoso, proporcionan entornos propicios para su propagación. Estas bacterias crecen en medios acuáticos a temperaturas comprendidas entre los 20 y los 50 grados centígrados, se destruyen a 70 grados y tienen sus condiciones de proliferación ideal entre los 35 y los 37 grados.

La OMS apunta que la forma más común de transmisión de legionela es la inhalación de aerosoles contaminados, producidos en conjunción con pulverizaciones, chorros o nebulizaciones de agua, pero no hay transmisión directa de persona a persona.