El instante decisivo de Santi Barreiros

tareixa taboada OURENSE

OURENSE

Agostiño Iglesias Otero

El fotógrafo presenta «Xeografía do Efémero» en la Sala Valente

02 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Pregunta: ¿Te distancias realmente del sujeto?, ¿qué harías si vieras a una joven quemándose viva? Respuesta: sobre 1/60s a F/5,6», Robert Capa.

El querido y conocido fotógrafo Santiago Barreiros presenta Xeografía do Efémero un proyecto específico para la Sala Valente construido a través de intensas y sugerentes imágenes que dialogan y alteran nuestra percepción del paisaje gallego, mediante la articulación de la fotografía desde el discurso conceptual y encontrado en los distintos ecosistemas y en la trepidación de luz, el misterio de la bruma y el desenfoque que añade a la fotografía el aura, un matiz pictoricista de sublimación plástica que remite a las armonías abstractas que conseguía en sus tempestades y nebulosas Turner y esa anatomía de los instantes del gran Robert Capa.

Fotografías en blanco y negro con un sistema de zonas de distintos pasos de gris controlado, generando una intensidad vibrante en el paisaje sonoro, un suspense paracinematográfico de misterio intimista y poético, tanto en la reserva de lo que oculta como en la energía de las texturas potenciadas para el contraste y el encuadre interesado que dirige la mirada.

Paisajes que remiten a otros lugares como las fotografías de reservas de Ansel Adams y del parque de Yosemite, lugares vacíos sin rastro de presencia humana, sin sujetos con una textura y un verismo documental no exento de la magia que Santi impregna en cada mirada.

Cazador de imágenes, capta el olor de la hierba tras la lluvia. Su fotografía despierta matices sensoriales, sinestesia estimulante en las marcas que deja la marea en la playa como una extraña cartografía con los restos de un naufragio abandonados como silenciosos tótems, reliquias y osificaciones zoomorfas.

Texturas dibujadas

La lluvia es el primer borrador del mundo. Capta del agua su efecto distorsionante, su desenfoque miope, brillos y reflejos, luces y sombras que se traducen en automáticas reverberaciones, penumbra y luminosidad de grises suaves que abarcan todo el espectro cromático de cada estación en la gama que va del blanco al gris. Sintiendo el viento horizontal que ondula en vertical y eleva nubes lenticulares o cirrocúmulos en forma de OVNI.

Frente a la masificación globalizadora de los propietarios de cámara réflex y no por ello fotógrafos y la invasión democratizadora de la imagen, frivolizada y deteriorada por el exceso que nos precipita a un consumo atroz de representaciones, Santi plantea un instante de reflexión con su fotografía táctil de texturas dibujadas, de contornos imprecisos como ensoñaciones y destellos o siluetas marcadas que desenmascaran en la obra su misterio iconográfico con una mirada concreta y dirigida como en las imágenes dobles de pedregales y montañas líticas cuyos perfiles sugieren venus esteatopigias de abultada anatomía paleolítica como la de Willendorf o misteriosos animales antropomorfos.

La orografía de las cortezas de los árboles, traslada nuestra imaginación a la agrietada piel de un primitivo animal paquidérmico y mitológico, en máscara teatral, las sombras se alargan bajo el peso del verano, huellas en la arena describen figuras rupestres dibujadas por el viento.

Son fotografías «para escuchar un tiempo cada obra» para ir descubriendo el enigma que oculta cada instantánea.

Vuelo sin alas constituye una serie de fotografías realizadas en las Cíes donde existe la mayor colonia de gaviotas y efectuadas con la técnica del barrido sostenido con velocidad lenta para conseguir el efecto del curso del vuelo como proceso sobre un fondo desenfocado como una vibración de movimiento que recuerda en esa sensación de efímera velocidad al perro futurista de Balla.

Sorprendentes retratos del paisaje con mucho conocimiento de fotografía, de óptica y de una técnica de la que Santiago es maestro, con la mirada que describe su propia caligrafía artística frente a las fotografías que proliferan planas, banales, sin alma ni discurso, enlatadas y consecuencia de procesos informáticos, de artificiosa frivolidad.

Este documentalista emocional capta la vibración de la gota de lluvia en la tela de araña como una lágrima y cuyo carácter pictoricista menta un dibujo sobre una pizarra escolar.

La dulce brisa del mar y el eco del naufragio que arrastra, minifundios helados y espinos de geometría constructivista en la brevedad del diente de león y en las fotografías de flores que remiten al lirismo expreso de Y PORTFOLIO, de Robert Mapplethorpe, con sus imágenes sexualmente connotadas.

crítica de arte