Retratos del artista adolescente

tareixa taboada OURENSE

OURENSE

MIGUEL VILLAR

Los artistas ourensanos, vistos por sí mismos en una muestra del Centro Cultural Marcos Valcárcel

28 may 2018 . Actualizado a las 20:30 h.

Alejandro Caporale comisiona Aoutorretrato, experiencia colectiva en la que los artistas ourensanos contemporáneos más representativos se presentan así mismos a través de los distintos lenguajes y disciplinas, dialogando entorno al autorretrato. Autorretrato es prosopografía o aspecto, apariencia, piel, pero en la etopeya es donde el autor realiza una descripción psicológica de su ADN emocional, temores y experiencias en la cartografía de la imagen, el sonido, gesto o instalación. Análisis cuantitativo de biografías, manifiesto; mosaico de identidades. Principio de individuación que posibilita la concreción de cada ente y explica la pluralidad y diferencia de cada uno y el proceso de autorrealización, devenir y carácter distintivo ante la alienación que Schopenhauer sitúa en un contexto ético. El autorretrato como género se desarrolló notablemente en el Renacimiento como consecuencia de la centralización filosófica del hombre desde la perspectiva humanista y del orden social, prestigio y autoafirmación cultural.

Dado el carácter heterogéneo de los lenguajes, la exposición situada en la sala principal del Marcos Valcárcel es de ilusionante interés y contenido sorprendente. Forman este elenco plástico: Acisclo Novo con una fotografía analógica de gran formato que juega con el concepto y su expresión en la imagen de ingeniosa y efervescente potencia y plasticidad. A través de Son Alejandro Caporale integra fotografía e instalación con la imagen invertida del reflejo y el agua como catalizador de los estados anímicos y procesuales, triunfantes sobre la montaña de arena de los imposibles. Criptorretrato en el reflejo que remite al de Van Eyck de los Arnolfini. Dignificación del oficio, el autor se hace parte de la obra.

Ánxel Huete dialoga sobre el iconismo de la imagen a través de una distorsión teórica de la sustancialidad del autorretrato. Habla de apropiación y convergencia simbiótica de dos proyectos distintos de los fotógrafos Augusto Sander y Touriño que una vez integrados subrayan el carácter subjetivo del género.

E. Núñez juega con los reflejos y la atmósfera de lo interior-exterior, esencia-apariencia con dimensiones espaciales superpuestas y es interesante el juego conceptual que Varela desarrolla en Retrato de un escultor y el colaje de Bili que maneja conceptos como la esencia a través del anonimato de la silueta.

J.C. Seoane plantea una inteligente instalación con nueve fotografías en yoyós.

José Paz se sitúa entre la representación social y la introspección psíquica. Énfasis, experimentación, potencia expresiva, existencial y conceptual codificación.

Manuel Nóvoa se distorsiona en Ceo expansivo. Magnífica fotografía en blanco y negro de Mark Ritchie y una de las 365 maneras de estar en el mundo de Rosendo Cid.

Marta Villoslada se encuentra en el paisaje en 10 paseos por la playa.

Miguel Robledo personifica al guerrero de la ilustración Cazador de CMYK y Simón Blanco es el sorprendido habitante de un caos mágico e hipnótico. Calidad, excelente dibujo e ingeniosa ironía.

Xoán Torres cristaliza las tintas pigmentadas con el efecto empañado del vaho y distorsionado del agua. Ofelia Cardo dialoga con texturas y formas y X. L. Vázquez plantea una foto instalación que justifica con un texto.

Son videocreaciones las obras de: X. Carlos Rodríguez Identidade líquida, identificación del ser con la sustancia. Claudio Pato, bajo el seudónimo de Virginia Polke, revisa conceptos como autoría, apropiación, lirismo y Marta Vega, Kaleidoscopio, problemática existencial a través de la utilización expresiva de la imagen de su cuerpo situada en espacios virtuales. Cabe destacar la escultura móvil del gran X. Cuíñas, el Autorretrato suspendido en el tiempo de García-Valenciano y J. Costa.

Ana Lorenzo con un interesante acrílico, Antonio Soria Rocafort, espléndidos retratos sobre cortes de tronco de Karballo. Retablo de pasiones laicas, La parada, de Manolo Figueiras, cromatismo, talento e inteligencia en una obra tan encriptada como sublime.

La elegante austeridad de María Puertas y la arrebatadora potencia desafiante de Mon Devane. Anatomía de Seo y el mundo onírico y mágico de Sula Repani, el aplomo gestual de Javier Riomao y la libertad creativa de Vilamoure, Rebeca González, tintas autógrafas de Baldo Ramos, colajes de Mª Rosa Caporale y Celsius Pictor, animación de Melimolita. Un magnifico grabado de X. Poldras y las instalaciones de Moreiras y Pablo Otero entre otros, cierran este recorrido coral.