Cuatro funcionarios confirman a la jueza el uso fraudulento de sus claves de seguridad para acceder a bases de datos policiales
25 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Si a Celso Blanco ?el policía que murió en la comisaría de un disparo en la cabeza el 9 de abril del 2016? le costaba manejar un programa tan sencillo como Word, difícilmente pudo ser el autor de los anónimos enviados a la prensa y a la Unidad de Asuntos Internos, tal y como figura en una confesión por correo electrónico antes de que supuestamente se pegara un tiro. Quien envió y fabricó los anónimos, como quien accedió a bases de datos con las claves de otros compañeros «sabía mucho de informática», a juicio de Antonio R., el exjefe del grupo de drogas, que ayer declaró como testigo y descartó a Celso, pues, según declaró, no era ducho en informática.
En la trama de las irregularidades en la comisaría, aparte de aquella muerte, una trama de tráfico de drogas en la que Asuntos Internos implicó a cuatro policías, los anónimos injuriosos contra compañeros y la sustracción de seis armas, también aparecen los accesos irregulares a bases de datos, utilizando las claves de otras personas, lo cual apunta a un delito de revelación de secretos. Los anónimos decían que había policías que, entre otras cosas, pasaban a delincuentes datos de compañeros. La investigación judicial señala a los gemelos Bernardo y Roy D. L. como las personas que hicieron esos accesos, con el fin de sembrar pruebas falsas para incriminar a otros. Ayer, cuatro de los policías aludidos en esos anónimos, citados por la jueza Eva Armesto como testigos, confirmaron que los accesos irregulares no los habían hecho ellos.
La titular de Instrucción 3 ignoró la petición de la fiscalía para que los interrogatorios se limitaran a la muerte de Celso. Rechazó también otra solicitud para que impidiera la asistencia del letrado del exjefe de drogas, cuya personación como acusación particular es motivo de discrepancias.