Charlas biosaludables de La Voz: «Eliminar el gluten, si no hay intolerancia, no tiene sentido»

Fina Ulloa
fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Miguel Villar

Los pediatras insisten en que cada niño evoluciona de forma distinta y que sus recomendaciones no son reglas rígidas

10 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Si la lactancia materna es lo mejor para un recién nacido y además ayuda a estrechar el vínculo materno filial, ¿las mujeres que no pueden amamantar o no desean hacerlo son peores madres y ese vínculo no se establece? La respuesta es no y la repitieron varias veces, a preguntas de los asistentes, los pediatras participantes en las Charlas Saludables de La Voz. «Las leche materna es perfecta pero las de fórmula son alternativas perfectamente saludables y el vínculo que se establece no depende de alimentar al niño con el pecho o con el biberón», señalaba la pediatra del CHUO Sara Fernández. Pero no fue ese el único mito desmontado en la cita que inició Juan Manuel Capelo, del centro de salud de A Valenzá, y que se encargó de recordar las pautas sobre cómo y cúando ir introduciendo los diferentes alimentos en la dieta infantil. «No hay que volverse locos con los plazos; cada niño tiene un desarrollo diferente y hay que aplicar el sentido común», apuntó recordando que los pediatras dan orientación y recomendaciones no reglas inflexibles. También se preguntó por el gluten y si es recomendable eliminarlo de la dieta infantil. Otro no, por respuesta. Los especialistas recordaron que no hay nada que justifique eliminarlo completamente de la alimentación infantil si no hay una intolerancia o alergia.

Otro de los muchos mitos desterrados fue el de que cuando un niño se chupa el dedo es porque tiene hambre. Sara Fernández recordó que los bebés nacen con el reflejo de succión pero también que el hecho de meterse algo en la boca les relaja y tranquiliza, de ahí el efecto del chupete. Con respecto a cómo ir educando a los niños que ya se sientan a la mesa, recordó que mientras en la etapa de lactancia exclusiva el niño debe alimentarse a demanda, después tiene que habituarse a pautas y rutinas. Se apuntaron dos errores comunes: creer que si el niño no comió lo que se le puso tendrá hambre y darle al poco rato otra cosa «porque así no le damos tiempo a tener la sensación de hambre y cuando toque la siguiente comida también la rechazará; y ningún niño en nuestra sociedad se va a morir porque no coma hasta la siguiente vez que le toca». La segunda es obligarles a ingerir lo que no quieren. «Se le retira y se intenta al día siguiente o cuando se estime; y se intenta doscientas veces, pero si se le obliga a comer, además del conflicto del momento, puede generar trastornos alimentarios». Otro fallo habitual es pensar que el zumo es igual que darles fruta. Recordaron que el primero carece de los nutrientes y fibra de la segunda «y si es comercial, aún peor porque eso es lo mismo que darle un refresco; puro azúcar o glucosa».