«Debemos educar a los menores para que no se crean todo lo que ven en Internet»

edith filgueira OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

Manuel Ransán, coordinador del área de menores del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), ahondó en herramientas para facilitar una navegación segura en la red

08 may 2018 . Actualizado a las 13:21 h.

«Las asociaciones de pediatría americana y canadiense no recomiendan que menores de dos años accedan a ningún tipo de pantallas y que a partir de esa edad lo hagan de manera progresiva», explicó Manuel Ransán (Madrid, 1979), coordinador del área de menores del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe).

Ante una veintena de alumnos de Ciencias de la Educación, Ransán expuso cuáles son los principales riesgos a los que se enfrentan los menores -niños y adolescentes- cuando empiezan a conocer ese amplísimo mundo que es Internet. «Lo recomendable sería que accedieran a contenidos que están desarrollados teniendo en cuenta su capacidad cognitiva y de asimilación, pero ocurre que la red no se diseñó pensando en los niños, con lo cual hoy en día hay muchas dificultades para que un padre o educador pueda sentar a un menor delante de una pantalla de un modo seguro», relató.

Violencia, porno, comunidades que incitan a autolesionarse o promueven trastornos alimenticios, ciberacoso, plataformas que defienden pensamientos radicales y promueven el odio, acosadores sexuales... La lista de riesgos es elevada pero también lo es la de los contenidos positivos. «Europa desarrolló el año pasado un proyecto que se llama POSCON con una serie de requisitos que deben cumplir los contenidos para considerarse positivos para los menores. Pero la realidad es que un chaval está a un clic de distancia de acceder a pornografía porque los mecanismos de verificación que funcionan en España en las webs consisten en preguntar al usuario qué edad tiene y aquí ya sabemos que cualquiera puede mentir», aclaró. Esto puede tener un resultado negativo, como ya muestran algunos estudios, en la concepción que el menor pueda adquirir sobre los roles de género o sobre cómo tienen que ser las relaciones sexuales, derivando en complejos al no coincidir los prototipos que ha visto con la realidad.

Peligros como prácticas lesivas e informaciones falsas también corren como la pólvora por la red a través de vídeos que se hacen virales. «Los adolescentes pueden encontrar cómo consumir alcohol a través de los ojos, aplicándolo de modo directo sobre la mucosa ocular a modo de gotas, o cómo emborracharse introduciéndose un tampón impregnado en vodka o whisky por vía vaginal o anal, en el caso de los chicos», alertó el experto del Incibe.

Y ante todas estas amenazas la única opción pasa por emplear herramientas de control parental y concienciar a los menores de que no todo el mundo es quien dice ser en Internet y que los contenidos que se cuelgan son información susceptible de ser utilizada ahora o en el futuro. «Tenemos que formarlos con un espíritu crítico para que no se crean lo primero que ven en la red y enseñarles a verificar la información buscando en fuentes fiables. Muchos se informan a través de contenidos que encuentran en redes sociales en lugar de acudir a los periódicos online», puntualizó. «También hay herramientas como el código PEGI que exige que todo juego que se venda tenga que atender a un sistema de etiquetado con categorías para la edad o contenidos violentos, sexuales, de drogas o que pueden despertar miedo en los menores. Todo se identifica mediante logotipos fácilmente reconocibles», apuntó Ransán.

El control parental sirve a edades tempranas porque en la adolescencia puede generar conflictos entre padres e hijos. «Existen programas para saber qué ha estado buscando un menor en el ordenador o establecer un tiempo de navegación máximo tras el cual el dispositivo se apagará sin que el menor se sienta vigilado», finalizó.

Hace cuatro meses el Incibe puso en marcha el 900 116 117 para que padres, educadores y menores puedan preguntar cualquier duda sobre Internet.