El Colegio de Médicos reclama efectivos para sustituciones en Atención Primaria

Fina Ulloa
fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

La provincia dispone de siete facultativos para cubrir las bajas, según el colectivo

18 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Buena parte de los problemas de colapsos en algunos servicios hospitalarios, principalmente los de urgencias, tienen su origen en una estructura de Atención Primaria inadecuada. Así lo creen desde varias sociedades gallegas como la de Medicina Familiar y Comunitaria y su homónima de enfermería, o la de pediatría de Primaria, entre otras. Todas ellas, junto con el Consello Galego de Colexios Médicos, han publicado un manifiesto en el que piden a la Xunta un cambio de filosofía en el funcionamiento de este primer nivel asistencial para hacer frente a los retos que plantea la atención sanitaria actual, especialmente el de la cronicidad.

Aunque los puntos planteados en ese manifiesto reflejan problemas comunes en el funcionamiento del sistema en cualquiera de las cuatro provincias, Ourense, por la especial estructura de su pirámide demográfica y la dispersión poblacional, presenta especiales carencias, según matiza José Luis Jiménez, presidente del órgano colegial de los médicos ourensanos. «En Ourense hay una diferencia evidente en la complejidad de los cupos de pacientes que asumen los facultativos que no se tiene en cuenta en el esquema actual que atiende únicamente a una cuestión numérica», señala el responsable del Colegio de Médicos. Jiménez opina que, sobre todo en algunas zonas, la realidad demográfica de la provincia «marca de forma importante el día a día en la asistencia porque son pacientes con pluripatologías, con muchas enfermedades y fármacos que hay que controlar; que necesitan más tiempo para explicarse y para que se les explique», relata. Es una de las razones por las que se pide a la Xunta «que no nos cuenten solo el número de tarjetas sanitarias, sino que hay que adaptar los cupos a la realidad de esa complejidad».

El presidente del órgano colegial matiza que en algunos lugares del rural, donde la despoblación es evidente, «la situación puede ser sobrellevable porque las tarjetas sanitarias asociadas a un médico pueden ser relativamente pocas y rondar el millar; pero en las villas, en la ciudad, e incluso en algunos consultorios rurales más grandes, pasan de 1.300 cartillas y eso es muy complicado de manejar». Pero la situación ourensana presenta otro problema: la falta de médicos sustitutos. «En Ourense hay en estos momentos seis o siete disponibles, que no tienen puestos definidos, para hacer sustituciones. Pero dan para lo que dan. La prioridad, obviamente, es mandarlos a los sitios más alejados en los que solo hay un médico y si se pone de baja se quedan sin nada, y también las urgencias de los PAC. Eso implica que el resto de centros tienen que arreglárselas con intersustituciones; es decir, con sus propios efectivos. Los que quedan asumen los usuarios de los que no están». Para Jiménez esta medida resta eficacia. «Si tienes una sala de espera atiborrada vas a ir más rápido para atenderlos a todos y lo que se hace es derivar, pero como se están generando bloqueos para esas derivaciones a consultas especializadas del hospital, y todo se complica».

Todas estas circunstancias llevan, según denuncia el colegio ourensano, «a que en ese primer nivel asistencial haya la sensación de que se está para cubrir el expediente e ir arreglando como se pueda el día a día, pero no para cumplir realmente la misión para la que estamos». El presidente del órgano colegial asume que dar respuesta a toda esta problemática no es tarea fácil, pero matiza que es necesario tomar algunas medidas, como conservar a todos los médicos de familia y pediatras formados. «No se nos puede escapar ninguno porque esta situación demográfica va a empeorar. Estamos teniendo problemas porque están saliendo menos plazas MIR que médicos acaban en la facultad, pero como en España no se puede trabajar si no has hecho la especialidad, esta gente se queda un año en barbecho. Si se suma a eso las ofertas que llegan del extranjero con condiciones muy buenas, no es de extrañar que nos falten profesionales. Por eso pedimos también que los contratos se alejen de la precariedad actual, para que no se nos vayan los profesionales formados».

Pero no todo es negativo. Algunas de las medidas que se piden para mejorar la atención en los centros de salud gallegos, aquí ya están implantadas. «Ourense está más avanzada que otras EOXI en la capacidad resolutiva de Primaria en cuanto a las posibilidades de los médicos de familia para pedir pruebas diagnósticas directamente, sin necesidad de que el paciente tenga que ser remitido a la consulta del especialista. Hace años que aquí pueden pedir un TAC, endoscopias y otras pruebas que en otras áreas sanitarias no pueden solicitar directamente desde este nivel asistencial», matiza.

Piden asistencia directa en los geriátricos para reducir traslados al hospital

La asistencia médica en las residencias de ancianos es otra de las sugerencias que realiza el Colegio de Médicos. «Aquí tenemos muchos centros geriátricos y hay algunos días en los que la cifra de pacientes que ingresan en el CHUO procedente de ellos son entre 30 y 40», matiza José Luis Jiménez, que reconoce que «hay algunos proyectos en marcha en la dirección del hospital que suponemos que seguirán con el nuevo gerente». Se trataría de impulsar una línea de coordinación con las residencias para reducir ese flujo «porque muchos de ellos, si existiese esa buena coordinación, podrían quedarse y ser atendidos perfectamente en sus centros». Esa línea de coordinación se sustentaría en los profesionales de Atención Primaria, «aunque desde el hospital se les prestase el apoyo a su labor que necesiten», aclara Jiménez.

Reducir esos traslados aportaría, según opina este médico internista, «que estas personas pudiesen ser tratadas en una situación de mayor humanidad y dignidad que el estrés que supone pasar por un servicio de urgencias, con todo su protocolo de pruebas que muchas veces no nos van a decir nada nuevo, con la tensión de las esperas hasta que se le instala en una planta, e incluso la desorientación que sufren cuando permanecen varios días ingresados; al margen del menor coste económico que supone para el sistema atenderles allí en lugar de trasladarlos a un centro hospitalario».