Tejados quemados se convierten en un peligro al liberar fibras de amianto

María Cobas Vázquez
MARÍA COBAS OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Decenas de edificaciones quedaron en situación de ruina tras arder en octubre

16 mar 2018 . Actualizado a las 16:30 h.

Cinco meses después de los incendios forestales, todavía hay muchas construcciones afectadas que están pendientes de reparar. Si es que algún día se arreglan. Entre las llamas se quemaron decenas de edificaciones repartidas por el rural, que en muchos casos estaban abandonadas a su suerte desde hacía tiempo... Así que no es fácil prever una solución a corto plazo. Pero más allá del feísmo que puedan suponer, hay otra cuestión de vital importancia latente, que no se ha tenido en cuenta: el amianto. Muchos de esos tejados estaban hechos con fibrocemento, y al quemarse esas placas se han roto, lo que deja esas fibras diminutas suspendidas en el aire.

No es un tema baladí, porque pueden ser respiradas por quien camine cerca; y, sobre todo, llegar a un número mayor de personas al ser ingeridas si las fibras de amianto llegan por los arrastres de la lluvia a los cauces de los ríos. A eso se une que no vale con quitarlas y ya está. Desde el Colexio de Arquitectos de Galicia recuerdan que se trata de un material peligroso que requiere de unas condiciones especiales de cara a su retirada.

«Tanto en incendios como en obras normais e correntes, hai uns requirimentos establecidos que hai que seguir para desmontaxe, provisión e transporte, e só o poden facer empresas homologadas e en condicións de coidado extremo», advierte José Luis Sanmiguel, secretario del Colexio de Arquitectos. Incluso el personal debe llevar ropa especial y mascarilla, que una vez rematado el trabajo pasan a ser consideradas también residuos peligrosos. Realizada la recogida y el acopio, las placas de fibrocemento deben ser protegidas, embaladas y etiquetadas para ser trasladadas a plantas de tratamiento especializadas, «cunha trazabilidade clara de que se está facendo e como se debe tratar», señala Sanmiguel.

Desde el colegio de arquitectura han colaborado con la Xunta en la elaboración de memorias tras los fuegos, pero en esas conversaciones, reconoce Sanmiguel, no se ha hablado de los peligros de los tejados quemados. Reconoce que es importante, «porque cos lumes houbo un movemento maior» de placas de fibrocemento.

«É un bo momento para facer unha campaña de concienciación sobre os perigos»

El amianto es un importante agente cancerígeno. Es, por tanto, un riesgo para la salud que tiene consecuencias fatales. Se sabe desde hace mucho tiempo (ya Plinio escribió de él en la Antigua Roma como una causa mortal), y desde 2009 hay toda una normativa sobre cómo gestionar estos residuos. Pero, aún así, desde el Colexio de Arquitectos reconocen (y lamentan) que el mensaje todavía no ha calado en la sociedad. Muchas veces, dicen, cuando plantean una obra, tienen que escuchar de los propietarios de una edificación que ya se encargarán ellos de quitar el fibrocemento, apelando a que se ahorran un dinero. Queda todavía labor pedagógica. «É un bo momento para facer unha campaña de información e sensibilización, porque a xente non sabe dos riscos, a xente non é consciente de que é un material perigoso que non se debe manipular sen as condicións axeitadas», señala el secretario del colegio.