Se va a casa tras un accidente, pero lo encuentran para una prueba de alcoholemia y acaba condenado

La Voz OURENSE / LA VOZ

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La jueza rechaza la versión que relacionaba el positivo con la toma de dos whiskys en casa porque quería «calmarse»

20 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El conductor que en la madrugada del 3 de diciembre de 2016 chocó con su coche contra otros dos, que estaban estacionados en la calle Bonhome, decidió irse a casa tras el suceso. Andaba cerca una patrulla de la Policía Local. Los agentes observaron cómo un peatón entraba en una vivienda próximo al lugar del siniestro. La matrícula del turismo situó en aquella misma dirección al propietario del vehículo, que dijo haber bebido «un poquillo en la cena». Invitaron los policías al propietario del coche a someterse a una prueba de alcoholemia. Bajó a la calle, sopló y dio positivo, 0.80 miligramos de alcohol por litros de aire espirado a la 2.01 y 0.79 a las 2.27 horas. La jueza desmontó la teoría de la defensa y ha condenado al conductor a un mes de trabajos comunitarios y privación del permiso de conducir durante un año y un día. Por un delito contra la seguridad del tráfico.

Argumentó la defensa que el acusado, tras chocar levemente contra otra coche estacionado y cuando se disponía a salir del suyo, vio a varias personas que salían de un bar próximo, gritando y braceando. Se asustó y se marchó a su casa, donde, de acuerdo con esa versión de los hechos, se sirvió un par de copas de whisky. Para calmarse, explicaron. Una hora después, según esa línea defensa, llegaron los policías. Sopló y dio positivo en el test de alcohol.

La jueza cree que no es posible determinar cuánto había bebido el acusado, por sus dispares declaraciones, pero al no haber dudas sobre el resultado de la prueba, que supera el máximo legal de 0.60, condena. Desmonta, además, la teoría de los lingotazos en casa como justificación para la alta tasa. Si alguien toma en su casa dos copas de whisky seguidas, para «calmarse» a los pocos minutos después de un accidente de tráfico, lo normal sería que la tasa de la segunda lectura, con casi media hora de diferencia con la primera, fuese más alta, dado que la curva de alcohol estaría subiendo. Con la salvedad de que, como indica la sentencia, el acusado nada manifestó verbalmente a los policías sobre esa supuesta ingesta de alcohol en su casa. La esposa del implicado, por su parte, indicó a los agentes, cuando ya estaban en la puerta de la vivienda, que el acusado acababa de llegar de una cena y que se iba a acostar.

Entre el accidente y la prueba de alcoholemia transcurrieron, según la alerta recibida por la Policía Local, unos veinte minutos. Y no el tiempo que alega la defensa, según indica la jueza, por lo que incluso cree que sería superior al 0.80 de la primera prueba, dado que ya estaba bajando, como demuestra que la segunda fuese inferior.