Mas de 300 empresas han estado bajo supervisión del juzgado desde 2007

Marta Vázquez Fernández
marta vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

MIGUEL VILLAR

El 2017 cerró con la cifra de concursos de acreedores más bajo de la última década

15 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La crisis económica ha pasado factura a las empresas ourensanas y son muchas las que se han quedado en el camino. Algunas bajaron la persiana para siempre sin más, al ver que ya no había dinero para pagar las nóminas ni proyectos en los que confiar, pero otras optaron antes por solicitar auxilio judicial, en un intento por buscar una salida a su delicada situación financiera. En esta situación se han visto, en la última década, 350 negocios de la provincia de Ourense. Son los que desde 2007 han estado en concurso de acreedores, una herramienta de mediación que, eso sí, solo en algunos casos logra encontrar una salida viable para las compañías afectadas.

La cifra de concursos, lo que antaño se denominaba suspensión de pagos, comenzó a incrementarse coincidiendo con el inicio de la crisis. Así, se pasó de solo cuatro casos en 2007 a 32 en el ejercicio del 2008. Ya en 2009 hubo 47 casos y a partir de ese año la cifra se mantuvo en esos niveles, con 42 concursos en el año 2013. Ese fue el punto de inflexión, ya que a partir de entonces comenzó el descenso, hasta los 15 casos con los que se cerró el año pasado. Ha sido la cifra más baja de los últimos años pero que ahora haya menos concursos no significa que la crisis haya terminado. Eso es, al menos, lo que asegura Ángel Pascual, presidente de la asociación de administradores concursales. «Que haya menos empresas que recurren al juzgado para buscar solución de viabilidad no supone que ahora ya no haya problemas para las empresas ourensanas», asegura el experto, que advierte de que «esto tiene mucho que ver con que no tenemos industria suficiente y, después de todo lo que ha pasado con la crisis, ya apenas queda nada que concursar».

Además, Pascual lamenta que las empresas utilicen mal el concurso de acreedores, acudiendo al juzgado cuando ya su situación financiera es muy complicada y resulta difícil encontrar viabilidad. «Estamos en porcentajes muy altos de liquidación, en el 96 %, y eso es un dato altísimo que se produce porque no se utiliza bien esta herramienta, que en otros países se ve más como una fórmula para solucionar un problema, y no para escabullir responsabilidad».

La construcción y el comercio, los más tocados por la crisis económica

Los problemas financieros han estado presentes en todos los sectores, pero en la provincia de Ourense el comercio y la construcción, las dos actividades de las que más dependía la economía local antes de la recesión, han resultado también las más tocadas. La peor parte, sin duda, ha sido la que se han llevado los negocios dedicados a la construcción de edificios y las actividades inmobiliarias. Así, cerca de un centenar de las concursadas en los últimos diez años pertenecían a esta actividad, que ha visto perder muchas sociedades por la inexistencia de proyectos que pudiesen garantizar viabilidad, debido al parón en el sector. En cuanto al comercio, cerca de sesenta negocios solicitaron concurso de acreedores aunque son muchos más los que han cerrado en los últimos años.

Se reduce el tamaño de las firmas que no pueden afrontar el pago de su deuda

Hace apenas unos días el Instituto Nacional de Estadística publicaba los datos relativos a la evolución de los concursos de acreedores durante el último año. Según ellos entre enero y diciembre del 2017 se contabilizaron quince empresas afectadas por esta situación, que en el 90 % de los casos solicitaron la ayuda del juzgado de forma voluntaria. No solo ha sido la cifra más baja de los últimos años, -el 2016 se había cerrado con un total de 31 casos-, si no que además entraña algunas otras diferencias.

Así, además de haber menos concursos, es también más pequeño el tamaño de las empresas que lo solicitan, incluyendo a personas físicas que, agobiadas por créditos a los que ya no pueden hacer frente, se declaran en concurso. «Ahora casi todo son pequeñas empresas, con un volumen pequeño de empleados, y hay ciudadanos a nivel individual», asegura el economista Ángel Pascual.