Ourense tiene cinco casos de desaparecidos recientes sin resolver

sindo martínez / m. rodríguez VERÍN, OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

La Guardia Civil halló ayer el cuerpo sin vida de un septuagenario en el río Támega

14 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En aguas del río Támega, y muy cerca de su vivienda verinense de Queizás, se halló el cuerpo sin vida de Bernardo Vidal Álvarez, que había desaparecido el jueves. El hallazgo se produjo a menos de dos kilómetros de la casa del septuagenario. El fallecido padecía lapsus de memoria y desorientación frecuente y se encontraba fuertemente medicado.

El cadáver del hombre, de origen portugués pero residente desde hacía años con su mujer en Queizás, se encontraba tendido en una zona muy enlodada del cauce. Fue descubierto por miembros del operativo de búsqueda puesto en marcha desde el momento de su desaparición. El cuerpo era visible desde el exterior y fue extraído del agua por buzos de la Guardia Civil desplazados hasta el lugar. A falta de la confirmación oficial de los resultados de la autopsia, todo apunta a que se trata de una muerte accidental. Los malos augurios sobre el posible destino que pudiera correr la vida de Vidal Álvarez, de 70 años, ya se apuntaban desde la noche del lunes, cuando fue hallado un gorro en una punto cercano al pueblo donde residía. Su esposa ratificó que era la que portaba su marido en el momento de salir de la vivienda.

La zona donde fue hallado el cuerpo es un lugar con mucha maleza y foresta. Su mujer recibió asistencia psicológica en el momento de recibir la trágica noticia. «Era un matrimonio muy unido, sin ningún tipo de problema. La familia de los dos era portuguesa. Los familiares habían estado aquí en los últimos días interesándose por Bernardo», señaló un vecino de la zona.

En la provincia, hay actualmente cinco casos de desaparecidos sin esclarecer. El más reciente es el de Juan Antonio Prieto Cañizo, de 43 años y vecino del barrio de Reza en la capital. Es la Policía Nacional, a través de la Unidad de Familia y Mujer, la que se ha hecho cargo de la investigación, de la que de momento no han trascendido resultados. Este ourensano falta de su domicilio desde el 13 de enero y su familia sigue sin noticias, explica su mujer, Michelly Campos Rodrigues. La esposa lamenta que no se haya realizado ninguna búsqueda activa y cree que la policía no da suficiente importancia a lo que transmiten los familiares.

Se sabe que el coche de empresa que el desaparecido utilizaba apareció en la calle Mercurio, del barrio de Covadonga, cuatro días después de que se echara en falta a Juan Antonio. El hombre salió de casa sin móvil y sin documentación y con algo de dinero, pero insuficiente para sobrevivir un mes fuera de casa, según relata su esposa. No era un comportamiento para nada habitual en su marido. Michelly Campos Rodrigues cree que es todo «muy raro» y ha pedido a la policía que revise si han quedado registrados en cámaras los posibles movimientos del coche en los momentos previos a la desaparición.

También en la demarcación de la Policía Nacional sigue sin resolverse el caso de Belén Rodríguez, de la que no hay noticias desde abril del año pasado. La mujer había dejado su móvil en casa y unos jóvenes la vieron en el entorno de la estación de autobuses el 7 de abril. En este caso sí se realizaron búsquedas tanto en zona urbana como rural, pues la desaparecida tenía una casa de turismo en Trives.

En la zona de la Guardia Civil, son tres las denuncias por desaparición realizadas el año pasado que siguen sin esclarecerse a pesar de que también se realizaron rastreos.

SOS Desaparecidos reclama un cambio en los protocolos policiales para generalizarlos

SOS Desaparecidos es una de las organizaciones que colabora en difundir las denuncias por desaparición. Su coordinador en Galicia, Wenceslao Yáñez, considera que debería cambiarse el protocolo para este tipo de casos. «Tendría que haber una actuación general para todos, que se busque de forma inmediata. Lo que dicen que hay que esperar 24 horas no vale, por ejemplo, en los casos de las desapariciones de gente mayor, pues las primeras horas son vitales si se pierden y tienen que pasar la noche a la intemperie», apunta Wenceslao. También reclama que las búsquedas sean coordinadas y no las realice «cada uno por su lado». También lamenta la tardanza en conocer los resultados de las pruebas de ADN cuando se halla un cuerpo, como es el caso del encontrado en Carballo, supuestamente de un desaparecido al que se buscaba. Dos meses después, la familia sigue sin tener confirmación de que se trate de su ser querido.

Durante el año 2017, se denunciaron 41 desapariciones en la provincia ourensana. La mayoría se resuelven encontrando a la persona viva o fallecida. Los casos más recientes en la provincia fueron la del alaricano Julio Fernández, que salió una noche de su casa en la villa del Arnoia. Tenía problemas de movilidad y se le buscó en el entorno de su domicilio y ampliando el radio de búsqueda, pero sin éxito. También hubo búsqueda activa de Ramón López, un vecino de Alais, en Castro Caldelas. En el oriente ourensano, la pérdida de Hervigio Fernández, que residía en Casaio (Carballeda de Valdeorras) tampoco tuvo resolución.