El 85 % de los vecinos opta por medidas correctivas contra el consumo en la calle

f. ulloa OURENSE / LA VOZ

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La mayoría de los ourensanos consideran que es un problema de salud pública

14 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El fenómeno del botellón comenzó con permisividad y hasta cierto grado de simpatía por parte de los adultos. Se justificaba, según recordaron alguno de los participantes en el foro de expertos desarrollado en la capital ourensana, como un acto de rebeldía frente a los precios que tenían, en aquellos tiempos de precrisis, las copas en los establecimientos de ocio. Se esgrimían incluso argumentos de salud, aludiendo al «garrafón» y al temor a consumir alcohol de baja calidad procedente de botellas rellenadas. Todo ello creó un clima propicio para que creciera entre los jóvenes el hábito de quedar en plazas y parques para consumir alcohol adquirido en tiendas y supermercados.

El problema es que el pretendido ahorro no sirvió para gastar menos, sino para comprar -y obviamente consumir- más cantidad de alcohol por el mismo dinero disponible en el bolsillo para su ocio. El botellón se convirtió en lugar de cita para la diversión y eso, junto a la falta de control de acceso a los lugares abiertos en los que se desarrolla, llevó a la incorporación de personas de cada vez menor edad. Las estadísticas reflejan la media de inicio en los 16 años, pero como todas las cifras medias, eso supone que hay gente de mayor y de menor edad. Mirando la parte baja de ese segmento, aparecen menores de 14 años que reconocen haber consumido. «Las mujeres entre 14 y 18 años ya superan en consumo a los varones», apuntaba en este sentido la jefa de servicio del Plan Nacional sobre Drogas, Patricia Santa-Olalla.

Así las cosas, la encuesta del Instituto Sondaxe para La Voz mide la percepción que sobre este hábito asociado a la diversión existe entre la sociedad ourensana. Una amplia mayoría de los ciudadanos, el 77 % lo considera un problema de salud pública para la provincia, aunque en entre la población femenina ese porcentaje sube al 81 %. Tan solo un 15 % de los ourensanos no cree que pueda calificarse como tal.

Curiosamente, y aunque el botellón se considera un fenómeno más asociado a los entornos urbanitas que a los rurales, es en los núcleos de menor población donde mayor reflejo tiene esa preocupación. Mientras que en la capital los que consideran que existen un problema que implica a la salud pública son el 75 % de los participantes en la encuesta, en las localidades de entre 10.000 y 20.000 esa consideración es compartida por algo más del 80 % de los vecinos, y se eleva al 84 % en el caso de los que viven en comunidades de menos de 10.000 vecinos. La única excepción a esa tendencia está en los núcleos poblacionales de menos de 5.000 habitantes. Solo el 74,8 % de sus residentes creen que el botellón es un problema de salud pública en Ourense.

Por rangos de edad, los jubilados son los que más optan por esa calificación. El 83,7 % de los mayores de 65 años opina así. La encuesta refleja que esa percepción de riesgo colectivo para la comunidad en la sociedad ourensana baja según se reduce la edad de los participantes en el estudio, hasta colocarse en un 63 % entre los que tienen entre 18 y 29 años. De hecho un 29 % de los que están en este grupo de edad considera que la situación no alcanza la gravedad suficiente como para ser considerada un problema para la salud de la población en el territorio ourensano.

En cuanto a la posible solución, la mayoría de los ourensanos se muestran partidarios de tomar medidas correctivas orientadas a frenar o reprimir este modelo de ocio asociado al consumo de alcohol en la calle. Opina así el 85,4 % de los encuestados, frente al 7,2 % que estaría en contra de esa vía para atajar el problema. También aquí hay diferencias si se tienen en cuenta las variables de edad o lugar de residencia de los participantes. Los mayores vuelven a ser los más contundentes en ese aspecto (90 %) y los que están entre 18 y 29 los menos. Los de la capital no son tan proclives a ese tipo de medidas (82,1 %), mientras que los que residen en núcleos entre 5.000 habitantes y 10.000, superan en cinco puntos la media.

Las menores de entre 14 y 18 años ya superan en consumo a los varones de su edad

Los jubilados de la provincia son los que peor opinión tienen acerca del botellón

Los votantes de DO y BNG son los más proclives a que se tomen decisiones que lo impidan

La encuesta elaborada por Sondaxe para La Voz el pasado mes de diciembre también analiza las variables en cuanto a la percepción del problema y las medidas correctoras desde el punto de vista de la afinidad política. Una de las curiosidades que plantean los resultados es la similitud de los resultados entre personas que decían haber votado a Democracia Ourensana y al BNG en las últimas elecciones municipales. En concreto en la pregunta: «¿Es partidario o no de implantar o reforzar medidas correctivas para evitar el consumo de alcohol en la calle por parte de los jóvenes?», el 100 % respondió que sí en ambos grupos.

En los votantes de otras formaciones, aunque esta es también la respuesta más mayoritaria, y de forma contundente, hay una mayor variabilidad. Por ejemplo, entre los votantes del PSOE, el 94,5 % se mostró a favor de esas medidas, el 3,5 % rechaza esa solución y un 2 % no tenía una opinión clara al respecto. Entre los votantes del PP, el 91,2 % se inclinó por el sí, pero hubo cerca de un 6 % que se mostró contrario y un 3 % no se manifestó. No hubo indecisos entre los afines a Ourense en Común. El 77,8 % optó por el sí y el 22,2 % el no.

También hay ligeras diferencias en cuanto a la consideración de este fenómeno como un problema de salud pública en Ourense. Los afines del partido de Pérez Jácome son los que más convencidos se muestran de que así es y optan por esa respuesta todos los encuestados en ese grupo. Les siguen los votantes del PP, con un 79,7 %; los del BNG, que contestan afirmativamente en un 76,2 % y los del PSOE, que apoyan esa consideración en un 73,8 %. Tan solo se presenta como mayoritaria la respuesta contraria entre votantes de Ourense en Común. Un 77,8 % de ellos no ve un problema de salud pública