El centro de día de Cruz Roja tiene plena ocupación y lista de espera

Fina Ulloa
fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

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MIGUEL VILLAR

En lo que va de año 43 personas han utilizado este servicio, abierto en 1996

07 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El centro de día para mayores de la Cruz Roja fue el primer servicio de estas características que abrió sus puertas en Ourense. Hasta su puesta en marcha, en 1996, no había demasiadas alternativas para apoyar la permanencia de estas personas en sus hogares si la familia no disponía de recursos para pagar una atención a domicilio. De la necesidad de este recurso, para el que la entidad asistencial recibe financiación del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, da buena cuenta sus datos de ocupación. Desde el mismo momento de su apertura mantiene las treinta plazas de las que dispone siempre ocupadas y hay lista de espera.

A lo largo de este año que está a punto de finalizar, 43 personas distintas se han beneficiado de este servicio. Tan solo cinco de ellos eran hombres. «Supoño que a propia realidade poblacional marca esa diferenza. A maioría das mulleres que temos son viúvas e moitas de idade bastante avanzada, porque ao fin estamos nunha provincia moi envellecida e as mulleres vivimos máis», razona Marisa González Nieto, directora del centro, que explica que además hay pocas ausencias por enfermedad a lo largo del año. «Temos xente que leva aquí catro ou cinco anos con unha asistencia constante de luns a venres, sen faltar un día», apunta González Nieto.

En estos momentos la usuaria de mayor edad tiene 93 años «pero xa celebramos aquí cumpreanos ata de unha persoa de 101», asegura la responsable de este centro, integrado dentro del Programa de Maiores de Cruz Roja en el que también se ofrecen otro tipo de servicios. Además de la atención diurna especializada en esa instalación ubicada en la planta baja de la sede provincial de la entidad, ese programa para mayores oferta respiro familiar, acompañamiento y teleasistencia domiciliaria, actividades lúdicas para el ocio de los que todavía disfrutan de autonomía personal, talleres y charlas para ellos o para sus cuidadores, entre otras opciones.

Además realizan servicio de transporte compartido que, por cierto, utilizan muchos de los usuarios del centro de día. «Aproximadamente a metade usan esa opción tanto na ida como na volta. O resto ou ben os trae e leva a familia ou fan con nós só un dos dous viaxes e o outro co familiar», explica Marisa González. El centro funciona desde las 8.00 a las 19.30 horas y ofrece atención continuada incluyendo comidas y meriendas.

Durante la jornada los mayores tienen actividades adaptadas de todo tipo; desde gimnasia a musicoterapia pasando por fiadeiros en los que, al rededor de la calceta, por ejemplo, se estimulan también las habilidades de comunicación y socialización y se ejercita la mente.

Los usuarios realizan una aportación que se calcula en base a los ingresos de la unidad familiar. La filosofía de este servicio es primar el acceso de las personas con menos recursos para acceder a otras opciones asistenciales por su cuenta, por lo que, además de la cuestión económica también se solicitan informes de los servicios sociales, además de los relacionados con la situación médica. Con todo ello, el equipo técnico realiza una valoración.

La permanencia de los usuarios es muy variable. En las estadísticas del servicio aparecen desde quienes acudieron durante cuatro o cinco años, hasta quienes doblaron esa cifra o incluso, algún caso en el que fue de más de 15 años.

Un equipo multidisciplinar con trabajadores y voluntarios

Un día tipo en este centro de día comienza con lo que llaman «orientación a la realidad», con la lectura de la prensa, revistas y la escucha de alguna emisora de radio. Luego llegan las movilizaciones y actividades de cuidado sociosanitario, en el que se incluyen la toma de tensión o incluso el control de peso. También hay tratamientos individualizados y actividades físicas en grupo, como la gerontogimnasia y los circuitos de movilidad dirigidos por fisioterapeutas. Cada día se organizan distintas actividades orientadas a mejorar la capacidad cognitiva y la psicomotricidad fina a través de talleres de manualidades, de memoria y actividades lúdicas con una animadora sociocultural y el apoyo del equipo de voluntarios. En el voluntariado hay desde alumnos de titulaciones sociales que incluso optan por esta instalación para realizar sus prácticas; a profesionales en activo o incluso jubilados que forman parte del voluntariado. Al margen de que unos sean trabajadores de la entidad o de servicios contratados y otros colaboradores, la responsable aclara que «traballamos como un equipo multidisciplinar». En cuanto a las actividades preferidas «hai cousas que os entusiasman, como poder crear cousas nos talleres que despois levan para a casa, pero tamén, lles encanta o que se fai coas novas tecnoloxías e as pizarras dixitais», apunta.