Lo que puede hacer sentir un paraguas

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE

17 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los sentimientos son una cosa bien curiosa. Porque, pienses lo que pienses, en cualquier momento puede activarse un resorte que te haga sentir. Un gesto, una imagen, un recuerdo, una palabra... click. Y ahí estás, emocionado.

Esta semana en La Voz hemos comprobado como un paraguas y unas fotos son capaces de activar la morriña, el orgullo, el amor (por un trozo de tierra) y hasta la envidia. Y es que, al dar a conocer la promoción del periódico que le permitirá a los ourensanos hacerse con un paraguas que reúne algunas de las estampas más bonitas de su ciudad, esas son algunas de las cosas que nos han transmitido los lectores, los de aquí (que ya están pendientes del quiosco para llevárselo); los de al lado (que viven en el resto de Galicia, en el resto de España, y nos preguntan cómo conseguirlo); y los de allá (que, separados por un océano, suspiran por la lluvia de su primera patria y por el paraguas que le permitiría protegerse de ella).

Hay que reconocer que es bonito, sobre todo cuando todo esto lo produce un objeto tan cotidiano (lo fue más cuando la sequía era para nosotros un exotismo) y tan pegado a la identidad ourensana.

La plaza Mayor, la catedral o los puentes que forman parten de este diseño nos permitirán ir protegidos de lo que caiga... y lo que cae, eso lo sabemos bien, puede ser mucho.

Las fotos de este paraguas nos recuerdan a nosotros mismos porque compartimos con él tanto sus tonos grises (esos de los días tristes) como su luminosidad (la que a veces somos capaces de desprender).

Así que ya sabe, si creía que un paraguas solo sirve para taparse de la lluvia estaba equivocado. También sirve para sentirse orgulloso de lo bonita que es la ciudad, para extrañarla o para envidiarla. Además, con la que está cayendo, con la que siempre cae sobre nuestras cabezas, es una buena manera de protegerse. E se chove, que chova.