En pleno siglo XXI, el 58 % de los vecinos de la provincia (exceptuando a los de la capital) no disponen del tratamiento de una depuradora para sus aguas residuales. Aunque los números son fríos, pueden interpretarse, retorcerse y tergiversarse hasta el infinito. Hasta sería posible concluir que el estado de la provincia es el adecuado.
Pues a eso se dedicaron ayer a debatir los miembros de la corporación de la Diputación. Era el tercer debate sobre el estado de la provincia y se aprobaron 16 propuestas de acuerdo. La utilidad del pleno podrá juzgarse en el futuro en función del cumplimiento o no de esas iniciativas, pero lo cierto es que varias de las aprobadas en años anteriores no se han llevado a cabo todavía.
Muchos en la oposición dudan de la utilidad de estos debates (de hecho, Democracia Ourensana podía presentar diez propuestas de acuerdo y solo hizo una: que no se vuelvan a celebrar este tipo de plenos). Sin embargo, su obligación era estar presentes y así lo hicieron la mayoría. Hubo alguna excepción, como la de Miguel Bautista, nuevo presidente de la gestora del PSOE, que se fue al poco tiempo de haber comenzado el pleno porque se cerraba el plazo de presentación de precandidatos para dirigir el partido en la provincia.
Quienes no tienen obligación de estar pero sí estuvieron son un bueno número de diputados estatales y autonómicos, senadores y representantes de otras Administraciones, todos ellos del PP. Imagino que para ellos la cita era ineludible. Pero, ¿por qué no para los del resto de partidos? Da que pensar.