Un viaje de treinta y cinco años en contacto con las artes marciales en el Artai

OURENSE

Álvaro Vaquero

Aarón Blanco comenzó como alumno y lidera el gimnasio y su escuela deportiva

14 nov 2017 . Actualizado a las 15:29 h.

Hace treinta y cinco años que se abrió un gimnasio pionero en la calle Doctor Fleming, de la capital ourensana. Con el paso del tiempo han sido varias las vicisitudes por la que ha pasado en el local, albergando una escuela pionera de kung fu, con distintos monitores, hasta que el antiguo Di Som se convirtió en el Artai, hoy dirigido por el maestro Aarón Blanco.

El actual gerente recuerda como llegó aquella ubicación: «Ingresé en 1988, como alumno de Carlos Cameselle. Después me convertí en monitor, en 1996, poco después ya fui profesor titular y en 1999 cogí el traspaso como gerente. A finales de los ochenta, la escuela de kung fu comenzó a ceder espacio al aerobic, que era por entonces una nueva tendencia, junto a las clases de gimnasia de mantenimiento. Cuando lo cogí yo empezamos con más actividades modernas, como el GAP, el step y también abrimos una sala de pesas y, más tarde, a principios del nuevo siglo, llegaron la danza del vientre, los bailes latinos, gimnasia acrobática y la capoeira».

Con todo, Blanco Pita no oculta que las artes marciales son «el maná del centro» y tanto su trayectoria deportiva como el éxito en las escuelas de iniciación han forjado una trayectoria incuestionable en uno de los gimnasios más arraigados en la ciudad. Pese a la continua evolución de la sociedad y a los requerimientos de un centro multiactividad que se impuso durante varios cursos, el mismo responsable del entramado deportivo advierte un giro importante en la demanda de su clientela: «En los últimos tiempos estamos volviendo a los orígenes y, ahora mismo, en este local, el 90 % de las clases son de artes marciales. Kung fu, kick boxing, taichí, por encima de todo lo demás. Incluso hemos recuperado la capoeira después de varios años».

Ese túnel del tiempo ha servido para que el Artai retorne al formato de una escuela de artes marciales, muy similar a las que predominaban en los años ochenta. A eso contribuyen los éxitos de un equipo competitivo a nivel estatal, con una escuela referente en el país en wushu y kung fu, además de victorias notables en categorías superiores. Aarón no niega que se siente cómodo en ese nuevo escenario: «Para la gente como yo, que somos cerrados de las artes marciales, la situación es ideal. Yo me considero un profesor a la antigua usanza, pero el profesor también tiene que comer y, por tanto, adaptarse a los tiempos».

Con todo, el bagaje del Artai está a la vista. Bajo la dirección del maestro Blanco son ya casi dos décadas de trabajo en el Artai, a la que se unen sus primeras experiencias como monitor y técnico contrastado: «Lo que has hecho está ahí y ya tenemos una cierta fama y los resultados de los alumnos, así como el prestigio de la propia escuela. Ese bagaje nos ayuda a poder dedicarnos un poco más a lo nuestro que a lo comercial, siempre intentando ofrecer el mejor servicio».

Ciento cincuenta licencias desde las categorías de formación a las absolutas

El armazón deportivo que se ha creado en el Gimnasio Artai alcanza cifras que hablan por sí solas, con un total cercano a los 150 federados de todas las edades, desde los 3 ó 4 años en los que algunos niños comienzan a practicar artes marciales.

Todos ellos con licencia e inscritos en la base de datos del programa Xogade de la Xunta de Galicia, en el cual se ha convertido en una de las escuelas más participativas. Blanco Pita destaca también que además de esa fase de iniciación y de una escuadra que se ha convertido en una potencia a nivel nacional en competiciones oficiales, incluso se ha incrementado la llegada de «personas mayores de cincuenta años dispuestas entrar por primera vez en contacto con las artes marciales».

El organigrama técnico del Artai cuenta con nueve profesores, seis de los cuales son específicos de alguna de estas especialidades con influencia oriental. Aún así, tampoco se descuidan otras modalidades que están siendo reclamadas por sus alumnos, como los cursos específicos de defensa policial, destinados a miembros de cuerpos de seguridad y vigilancia. También crece la aceptación a las clases de defensa personal femenina, a la que acceden mujeres de distintas edades.

Si el local de la calle Doctor Fleming se centra en la escuela deportiva, el que abrió Artai hace siete años en el barrio del Vinteún (calle río Arenteiro), se abre a diversos requerimientos de una sociedad que se muestra cambiante en cuanto a sus actividades de vida saludable.

De todas formas, el sello del Artai ha calado hondo en la población ourensana y ya son varias generaciones de ciudadanos las que han pasado por uno de los templos de las artes marciales en nuestra provincia. Su viaje en el tiempo lo avala.