Antonio Cajide afrontó una vendimia rara y por partes en sus viñedos amparados por la D.O. Ribeiro. «A primeira foi a de agosto, motivada polo pedrisco; porque había que meter a uva rápido na adega para que non pudrira», explica. La pérdida por ese fenómeno climatológico adverso dice que fue mínima. «Fixo que tiveramos que recoller antes. Eu en dous días collín sobre 14.000 litros, e recollemos porque a urxencia era esa. Xuntei a 20 amigos que me axudaron e levounos dous días», cuenta.
La segunda vendimia fue la «normal», con la uva que no sufrió ni las heladas de abril ni el pedrisco de hace unas semanas y que maduró según las fechas habituales en Ribeiro. La tercera fue para las cepas que rebrotaron tras la helada; que se dividió en dos partes, porque las cepas a más altitud iban más lentas. Ha sido una vendimia cansada, que también ha dado para ir adelantado otros trabajos. «O tinto xa parou de ferver, e xa fixen trasega co branco», señala. Dice que entre helada y pedrisco bajará un 40% la producción, que salva porque habitualmente tira entre el 25 y el 40% de la uva al suelo. «E este ano vinme obrigado a non tirar; e así é como recupero parte da colleita, porque a min levoume máis do 50%», dice el colleiteiro, que tiene una producción anual de unos 40.000 litros.