«Ourense es una provincia deprimida para los emprendedores»

ALEJANDRO ÁLVAREZ OURENSE

OURENSE

Álvaro Vaquero

Miguel Fernández está entre los cinco finalistas de las becas que concede Aquarius

05 jul 2017 . Actualizado a las 13:02 h.

Miguel Fernández es un ourensano que decidió dar un cambio de rumbo a su vida laboral después de acumular varios, como él los denomina, «contratos efímeros». ¿Que a qué se refiere? Pues a contratos de una hora, de unos días o de una semana...

Fernández se dedicaba a fabricar ceras aromáticas para su posterior utilización en quemadores. En una de esas etapas con un contrato reducido, le tocó realizar un trabajo en el Camino de Santiago: «Allí fue donde dije: si lo que hago yo lo pongo en forma de concha de peregrino y lo vendo como un producto compostelano, puede ser interesante para las tiendas». Esta ocurrencia que le vino a la cabeza, la vio como una posible salida laboral. Lo único que echaba de menos era el capital.

A través de Internet, descubrió las becas «Nos morimos por vivir» que reparte la multinacional Aquarius. Una iniciativa que tiene el objetivo de dar la posibilidad a personas mayores de 60 años de convertir sus proyectos en realidad.

«Aromas de Santiago», que es así como se llama el proyecto de Miguel, fue uno de los cinco seleccionados en el proceso previo. A partir de ahí, durante el mes de junio, Fernández recibió formación y tuvo la posibilidad de intercambiar impresiones con Jaime Garrasazu, un joven que está en la cumbre del éxito, gracias a su proyecto Pompeii, una marca española de calzado. La empresa, impulsada por un grupo de veinteañeros, ha vendido ya miles de zapatillas apostando fuerte por las redes sociales.

«Cada vez que me reunía con Jaime salía con la mente revolucionada porque tiene mucha energía. Me aportó muchos conocimientos y una sabiduría que va más allá de la edad que tiene», apostilla el emprendedor ourensano. Para Miguel, estar en contacto con Garrasazu fue un chute de ilusión que además le ofreció una «visión juvenil del negocio».

La final tendrá lugar mañana en Madrid. Uno de los finalistas se alzará con el codiciado premio de 5.000 euros para financiar su proyecto. Miguel tiene claro qué hará con la beca: «La financiación irá dirigida sobretodo a lo viene siendo el empaquetado del producto. También me gustaría invertir parte del dinero en el registro de la marca y por supuesto tener un fondo de reserva para poder ir arrancando con el proyecto».

El trabajo de un emprendedor no es tarea fácil. «En Ourense tenemos el problema de que es una provincia que está bastante deprimida», opina Miguel. Por eso piensa que lo que hace falta es darle un poco más de empuje a los emprendedores, no solo con el fin de crear nuevos empleos sino también para que, de algún modo, «la provincia tenga sangre nueva».

Para él lo más difícil a la hora de llevar un proyecto como el suyo es la falta de apoyo financiero: «O cuentas con tus recursos y te arriesgas o no hay otras alternativas».