La especialista resalta la utilidad de la farmacopea actual para tratar los síntomas
18 abr 2017 . Actualizado a las 22:00 h.En 1817 James Parkinson hizo la primera descripción completa que definió la enfermedad que lleva su nombre. Hoy es la segunda patología neurodegenerativa, con una importante incidencia en poblaciones que, como la ourensana, tienen alto envejecimiento. Desde entonces los tratamientos y el conocimiento de la enfermedad han avanzado de forma exponencial, según explica Rosa Yáñez, miembro del Grupo de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología.
-¿En qué punto está el conocimiento de esta patología?
-Hoy en el campo de la neurología, y concretamente las personas que atendemos más a pacientes parkinsonianos, estamos es determinar esa fase de la enfermedad que es premotora. Hay estudios internacionales que están intentando delimitar aquellos síntomas, algunos muy generales como el estreñimiento, trastornos de humor, apatía en determinados pacientes, síntomas dolorosos o trastornos del sueño específicos, que son muy predictivos a desarrollar una enfermedad a largo plazo. Los estudios intentan encontrar aquellos grupos de síntomas que, junto con determinados análisis que podamos hacer a los pacientes, del líquido bioquímico y sobre todo en imagen, nos sirvan como marcadores para definir a pacientes de riesgo. Ahora mismo hay un estudio internacional en marcha precisamente basado en cuáles son esos marcadores tanto de síntomas como de analítica o de neuroimagen. Sería el grupo de pacientes ideales para enfocar tratamientos más precozmente.
-¿Qué importancia tiene llegar antes a los tratamientos?
-Si llegamos más tardíamente ocurre que el paciente se beneficia menos del alivio de los síntomas. No es infrecuente que lleguen a nuestras consultas personas que antes han estado yendo al reumatólogo, o a la clínica de dolor o al psiquiatra, o a las tres conjuntamente. Hoy en día dado que no tenemos medicamentos que prevean o sean protectores de la neurodegeneración; es decir que enlentezcan o detengan el proceso neurodegenerativo, probablemente ese retraso no influya sobre la enfermedad; pero cuando esto ocurra y tengamos esos medicamentos, obviamente el diagnóstico tiene que ser más precoz porque si no todas las estrategias futuras que traten de paliar la progresión de la enfermedad, si llegamos tarde, van a ser poco eficaces.
-¿La farmacopea es eficaz?
-Todos los que ahora tenemos, sin excepción, son fármacos sintomáticos; es decir, no actúan sobre la enfermedad deteniéndola o curándola, sino sobre sus síntomas. En cuanto a la eficacia, a día de hoy todavía no hay ninguno que sea tan potente y eficaz como la levodopa, que es el fármaco principal porque es el precursor del neurotransmisor que realmente le falta a los pacientes parkisionanos, que es la dopamina. Eso no quiere decir que otros que tenemos, o incluso los nuevos fármacos, algunos recientes y otros que estarán comercializados muy pronto, no sean efectivos como añadidos o complementarios. Indudablemente el arsenal, toda la variedad de fármacos que tenemos, son útiles y eficaces, en distintas combinaciones y dependiendo de cada paciente para que la calidad de vida se aproxime a la normalidad. Y eso en el primer escalón del tratamiento, en los fármacos orales.
-¿Hay más opciones?
-En los que podemos denominar de segunda línea ha habido también grandes avances. Tenemos alternativas con tratamientos que sean lineas de infusiones o de cirugías que son reservadas para pacientes que llegan a una fase en la que los fármacos orales no logran controlarlos adecuadamente. Antes, cuando no había todos estos tratamientos, no llegaban los pacientes a tener 20 años de evolución de la enfermedad siendo funcionalmente activos, como hoy sí tenemos. A pesar de no lograr detener la enfermedad hemos logrado que el paciente con párkinson tenga una calidad de vida buena y que les permite llegar a edades avanzadas siendo independientes.