Qué le hicimos los ciclistas a la sociedad? ¿Por qué no pueden ni vernos? ¿Por qué les estorbamos? ¿Por qué vivimos con tanta prisa que no pueden reducir unos segundos la velocidad para adelantarnos con seguridad? ¿España es un país civilizado? Aunque lo parezca no son preguntas de fácil respuesta. Pretendemos hacer deporte, pasear con nuestros hijos o padres, disfrutar de la naturaleza y el paisaje y gran parte de la sociedad nos rechaza abiertamente hasta desearnos el peor destino, incluyendo al legislador por mostrarse insensible y despreciarnos abiertamente. No solo pedimos que nos respeten cuando utilizamos las vías públicas (eso, públicas, de todos) sino que exigimos que nos respeten; si el ciudadano no lo hace la obligación del legislador es obligar a los conductores a que lo hagan (educar y, a donde no llegue la educación, sancionar y penalizar, sin más). Aburre escuchar comentarios sobre que los ciclistas no respetan la señalización. Pues se les denuncia y punto. Pero, ¿y los que vamos bien y nos matan o nos arrollan impunemente como se ve todos los días, dejándonos tirados como ya ni se deja a los perros? Que castiguen duramente a los responsables.
Somos la parte más débil y el legislador es cómplice pasivo y directo de los delitos que se cometen contra nosotros. Que a nadie le importe demuestra mucho de esta sociedad, pero que a los dirigentes no les importe da, sencillamente, asco. Reuniones, reuniones y más reuniones y nos siguen matando. Señores, su obligación es garantizar nuestro derecho a la vida. Su mensaje hacia las víctimas (siempre la parte más débil y menos protegida) es «No nos importáis, así de claro, no nos molestéis, si perdiste a un ser querido es tu problema, que no montara en bici. Al que lo mató le pondremos un abogado para que lo defienda y que nadie lo toque. Tiene sus derechos, que descanse junto a su familia y olvide el accidente cuanto antes; y tú, víctima, vete a llorar a tu casa. Si vemos que haces ruido te concederemos un minuto para decirte que estamos trabajando en ello. Y luego lárgate ya y no vuelvas». A lo mejor lo dicen con modos más amables pero con la misma intención.
No os pedimos que protejáis a las víctimas, os lo exigimos. Dejad a un lado vuestro talante y poneos a ello. No hay nada más mezquino y repugnante que despreciar una vida humana y anteponer claramente los derechos de los infractores/delincuentes a los de las víctimas. Dedicad unos minutos a ver algunas imágenes de ciclistas y peatones aplastados solo en este año. Y sentencias judiciales muy ilustrativas sobre ello. Quizás os ayude a decidiros de una vez. Y ojalá esto nunca os pase a vosotros, a vuestros hijos o a vuestros padres. Entonces seguro que lo veríais con otro prisma.
Carlos Moure es presidente de la Fundación ADO Moure, que tiene entre sus objetivos la defensa de los ciclistas