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Marta Vázquez Fernández
marta vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Julio Rodríguez dejó Ourense en busca de nuevos retos vitales y profesionales

01 feb 2017 . Actualizado a las 11:16 h.

A Julio Rodríguez no fue la necesidad laboral lo que lo llevó a dejar Ourense. En el año 2014 pasaron varias cosas en su vida, entre ellas la repentina muerte de su hermano, que le hicieron replanteárselo todo. Se dio cuenta de que había cubierto una etapa en su lugar de trabajo, así que supo había llegado el momento de dar un nuevo rumbo a su vida. «Tomé la decisión de aventurarme a dar una vuelta por el mundo para descansar, desconectar de mi rutina vital, reflexionar sobre el futuro que quería para mí, y replantearme retos profesionales», explica Julio.

Y así comenzó un largo periplo por el mundo que se inició en Oriente Próximo y ha concluido, al menos por ahora, en la república de Panamá. En su capital, Ciudad de Panamá, reside este ourensano nacido en 1972 y licenciado en Derecho desde hace un año y medio. Es hijo de emigrantes ourensanos en Venezuela y nunca pensó que, un día, él también sería un emigrante y residiría relativamente cerca del país en el que vivieron sus progenitores.

Allí trabaja como encargado de recursos humanos en una multinacional española del sector de las telecomunicaciones, que además de prestar servicios en Europa, está presente en todos los países centroamericanos. «A pesar de ser un trabajo que me exige un esfuerzo agotador, sobre todo porque tuve que empezar de cero en lo referido a práctica y conocimientos legales y burocráticos de este país, estoy muy contento y con ganas de seguir creciendo profesionalmente», asegura Julio. No niega, no obstante, que la adaptación tuvo su proceso. «El trabajo diario en Panamá no es nada fácil, sobre todo para los que venimos de países con una cultura de trabajo como la europea. Los ritmos aquí son muy diferentes y a veces resulta muy frustrante. Pero si algo he aprendido en mi periplo viajero es que yo soy el extranjero, y por lo tanto el que tengo que adaptarme». Aunque él no ha sido hasta el momento capaz de hacerlo del todo. «En Panamá hace un calor infernal, con un insufrible grado de humedad que hace que cualquier paseo, por pequeño que sea, tenga efectos similares a una hora de sauna».

Con todo, aprovecha al máximo su día a día. Comparte su tiempo libre con un grupo de amigos de varios países y disfruta de los paseos. «El centro de la ciudad es espectacular. Me encanta correr y caminar por la Cinta Costera, en ella se concentran los rascacielos, formando un Skyline muy similar al de Miami. Incluso los domingos la cierran al tráfico, por lo que puedes caminar, correr o andar en bicicleta durante largos kilómetros».

Una aventura plagada de experiencias curiosas a lo largo del mundo

Lleva más de dos años viviendo fuera de casa y en este tiempo Julio Rodríguez ha protagonizado multitud de vivencias en distintos lugares del mundo. Una de las más recientes, ya residiendo en Panamá, ha sido ejercer de árbitro en una Copa Davis. «He tenido la ocasión de participar como árbitro en algunas competiciones internacionales, entre ellas una Copa Davis en la que participaban, además de Panamá, Paraguay, Guatemala, Bahamas, Bermudas, Cuba, Honduras, Jamaica y Trinidad y Tobago. Fue una gran experiencia», asegura.

Pero además, guarda en su memoria muchos momentos inolvidables, algunos con personas a las que, asegura, nunca olvidará. «Pasé una Nochebuena en una playa del Pacífico, y tras unos kilómetros de autobús y unas pocas millas de barco, acabé disfrutando de la Nochevieja en una isla casi desierta del Caribe», cuenta. Rememora también cuando, paseando por una playa de Costa Rica, se encontró con Luis Enrique, entrenador de fútbol, y cuando pasó varios días en la casa de un zapatero al que acudió para arreglar una mochila en Nicaragua. «Terminó contándome historias de cuando era combatiente en la guerra de los sandinistas y la Contra nicaragüense».