Las empresas que emplean a más de cien trabajadores no llegan al 1 %

Marta Vázquez Fernández
marta vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

Solo cuatro compañías ourensanas tienen en plantilla a más de mil empleados

23 oct 2016 . Actualizado a las 10:41 h.

Ourense no es territorio de grandes empresas. La radiografía de la realidad económica de la provincia evidencia que la gran mayoría de negocios son de pequeño tamaño -de los cuales un alto porcentaje ni siquiera tiene empleados- mientras que las grandes compañías son casi una excepción. Tanto es así que los negocios que tienen más de un millar de empleados se puede contar con los dedos de una mano. Coren, con tres mil trabajadores, se sitúa como la primera de la provincia. Tras ella está Sociedad Textil Lonia (STL), que cuenta con 1.900 empleados y ya es el segundo mayor grupo textil gallego. La constructora Copasa y Adolfo Domínguez, que rondan ambos los 1.500 empleados, cierran este grupo de grandes compañías.

De menor tamaño pero con una gran importancia para la economía provincial, son otras firmas como el Grupo Cuevas, Roberto Verino, Faurecia, Coasa, Gestamp, Cie Galfor, Caldaria, Rodríguez López Autos, Megatech, Unvi o Aceites Abril, todas con una plantilla que supera los cien empleados. De ese grupo forman parte poco más de una treintena de sociedades mercantiles. «Creo que hay un componente cultural importante que influye en esta situación», asegura Yago Fontán, director gerente de la aeronáutica Coasa, situada en la Tecnópole y con una plantilla de 372 empleados. Reconoce que Ourense «es una tierra de emprendedores», pero advierte que existe cierto «pánico o temor» a superar un tamaño determinado. «Hay un porcentaje alto de miedo a dar el salto hacia la gran empresa. Este tipo de negocios tienen necesidades de gestión particulares, necesarios en muchos casos para dar el salto a nivel internacional, y eso puede causar incertidumbre en el empresario», explica Fontán, que también ve un componente estratégico en lo que ocurre en la provincia. «No existe una política acertada por parte de los clústeres o de la administración para ser un elemento que agregue a las empresas de un mismo sector, que favorezca que se cree ese tamaño que hace falta», explica, añadiendo que «es necesario que en el tejido empresarial se pierda el miedo y se asuman más riesgos», insistiendo en que para ello además del empresario, «la administración tiene mucho que decir».